Semana de catarsis familiar
Basada en la novela de Johathan Tropper, la película suma a varios personajes que en un universo reducido, entre el humor y dosis de dramatismo, sacan a relucir viejos asuntos.
Judd Altman trabaja como operador en una radio, está casado y en general cree tener una vida ordenada, sin sobresaltos. Sin embargo, un día llega temprano a su casa y descubre a su mujer teniendo sexo con su jefe. Separado y sin trabajo, poco después se entera de que su padre murió y para complicar aún más el panorama, le dan la noticia de que su último deseo fue que la familia guardara el shiva, una costumbre judía que consiste en reunir a la familia durante siete días para recordar al difunto y recibir visitas.
Basada en la novela de Jonathan Tropper, también responsable del guión adaptado, el relato ubica a Judd (Jason Bateman), Wendy (Tina Fey), Phillip (Phillip Altman) y Paul (Corey Stoll), hermanos distanciados que vuelven a compartir la casa de la infancia, bajo la tutela de Wendy (Jane Fonda), una madre liberal, psicóloga, que contó cada una de las intimidades de sus hijos en un libro de autoayuda que se convirtió en best seller, la convirtió y una celebridad y llenó de vergüenza a los cuatro hermanos.
La semana de convivencia, sumada a todo un batallón de ex parejas y personajes secundarios dentro de ese universo reducido que se da cita en la casa de los suburbios, pondrá sobre la mesa la disfuncionalidad familiar a través del humor y bastante drama, pautará la catarsis colectiva y la síntesis de que todavía los vínculos no están completamente desechos.
Si el puntapié inicial recuerda a Agosto, el melodrama de John Wells con Meryl Streep y Julia Roberts que también comenzaba con la muerte del patriarca y la reunión familiar, Hasta que la muerte los juntó, dirigida por Shawn Levy, responsable de la saga Una noche en el museo y Una noche fuera de serie, luego se encamina hacia la comedia del tipo Muerte en un funeral, aunque sin la incisiva mordacidad del film británico dirigido por Frank Oz.
Con un elenco en donde sobresalen los contrapuntos entre Jason Bateman y Tina Fey, Jane Fonda en plan de comediante (aunque un poco pasada de registro) y la fantástica Rose Byrne, la divertida crueldad de algunos chistes con origen en el patetismo de cada uno de los integrantes, las situaciones absurdas que se producen a partir de la historia en común y la convivencia forzada, se opacan por la necesidad de introducir el drama y la corrección política como el centro de varias historias con final feliz, aunque con una considerable cuota de amargura, cuestión de que quede claro que las acciones de los personajes tienen sus consecuencias.