Al fin una buena comedia inteligente en donde los personajes no están pintados y tienen algo que decir.
Hacía tiempo que una propuesta así no llegaba a la cartelera porque si bien se estrenan unas cuantas películas de este género, ninguna incluye el humor negro tratado con mucha altura y sin caer en chistes fáciles.
Sorprende el laburo del director Shaw Levy, a quien se lo identifica con grandes producciones (un tanto light) como la saga de Una noche en el museo, Gigantes de acero (2011), o la pésima comedia Aprendices fuera de línea (2013).
Aquí el director se redime por completo del mal trago que nos convidó mediante el estreno del año pasado revirtiendo la situación con gran fortaleza en el punto más flojo de su film anterior: el guión.
En esta oportunidad la historia (escrita por Jonathan Tropper, quien adapta su propia novela) es muy inteligente y balancea con gran altura todas las subtramas que se encausan dentro de un gran conflicto.
Cada personaje está muy bien delineado y hace que el espectador se enganche con las historias de cada uno de los hermanos e incluso opte por un favorito.
El elenco de lujo compuesto por Jason Bateman, Tina Fey, Rose Byrne, Connie Britton, Adam Driver, Corey Stoll y la leyenda viva Jane Fonda no hacen más que enaltecer la propuesta a un nivel superior.
Todos y cada uno de ellos logran dar personalidad y dimensionalidad a sus personajes. Te hacen reír y te hacen llorar.
Sobre todo la nueva gran promesa del cine, Adam Driver, y Fonda, quien está increíble a sus 77 años.
Una comparación muy fácil para hacer es con la obra de teatro y también película Agosto, estrenada a principios de año, pero hay que aclarar que aquel film se trataba de un drama con todas las letras y aquí nos encontramos con una comedia. Por lo cual dicha comparación es un tanto injusta.
Hasta que la muerte los juntó es una gran comedia que escapa a la mediocridad que inunda al género. Es una película para pasar un buen rato en el cine con risas y alguna lágrima.