Lo primero es la familia
Cuando pensaba que nada podía salirle peor, Judd (Jason Bateman) recibe una seca llamada telefónica de su hermana (Tina Fey) para avisarle que su padre ha fallecido. Todavía recuperándose de la reciente separación de su mujer (Abigail Spencer), luego que la descubriera in fraganti con su jefe (Dax Shepard), Judd no sabe cómo encarar el viaje que lo llevará a su ciudad natal para encontrarse con su familia y mucho menos poder superar las recientes “catástrofes” personales que le han tocado.
Así arranca Hasta que la muerte los juntó (This is where i leave you, 2014), con varios twists en la trama, y que recupera el estilo coral de la clásica comedia francesa o el dinamismo de películas como Feriados en Familia (1995) de Jodie Foster y la más reciente Agosto (August, 2013).
La familia Altman no estaba preparada para reunirse y estar juntos durante una semana, por expreso pedido de su madre (Jane Fonda), quien necesita que todos la ayuden a superar su pérdida. O al menos eso es lo que les hace creer.
Shawn Levy maneja con maestría a un elenco multiestelar que se repartirá la atención a lo largo del metraje, secundando a Bateman, quien se afirma como comediante de raza. Judd se reencuentra con los suyos, luego de mucho tiempo de no verse, descubriendo en cada miembro de la familia su particularidad, y si Wendy se esconde detrás de un matrimonio que sólo le sirvió para ocultar su insuperable amor por alguien del pasado (Timothy Olyphant), su otro hermano (Corey Stoll) no puede superar su incapacidad para procrear, y el más pequeño, Phillip (Adam Driver), permanece en un estadio de eterna adolescencia que sólo complica aún más su presente.
Cada miembro de la familia será presentado en particular y luego grupalmente con sus miserias y reparos ante los demás, y en ese tiempo para reencontrarse dentro del funeral del patriarca algunas revelaciones cambiarán el sentido de la percepción que unos tienen sobre otros. Para condimentar un poco más el asunto, Judd, en plan amoroso, se reencuentra con Penny (Rose Byrne), con la que entablará un vínculo, inesperado para el momento que le toca vivir, que confundirá y complicará aún más el panorama. Detrás de su artificio cómico, la película no hace otra cosa que desnudar miserias y planteos que siempre surgen a la hora de un funeral, o de un cambio, momento en el que los egos de los que quedan vivos chocan y confrontan con una realidad que ya no se puede cambiar.
El director captura el potencial del guion escrito por Jonathan Tropper, y lo eleva a un lugar en el que no sólo la puesta en escena tradicional y estática favorece la dinámica entre los personajes, sino que agrega su punto de vista sobre cada miembro de la familia e incorpora el absurdo y el grotesco como fuente de creación.
El gag reiterativo (los pechos de Jane Fonda) y el looserismo como manera de generar empatía con el público son el gran acierto de Hasta que la muerte los juntó, una comedia como las de antes, en las que cada personaje suma, apoyado en el virtuosismo de sus actores, y a la que hay que prestar mucha atención.