Una comedia negra que reúne un destacado elenco.
Muestra como la vida te puede deparar muchas sorpresas. Judd Altman (Jason Bateman) es amable, un ser querible que prepara con mucho amor un regalo especial para su esposa Quinn Altman (Abigail Spencer) y la encuentra en la cama de su hogar con su jefe Wade (Dax Shepard), en una situación muy comprometedora, luego se entera que esto viene sucediendo desde hace un año.
Tal parece que no viene con muy buena racha ya que al tiempo muere su padre, la familia vuelve a reunirse por el funeral, la viuda Hillary Altman (Jane Fonda) anuncia que todos vivirán juntos durante siete días el “Shiva” un ritual judío por el duelo, a petición del difunto, aunque este no era de esa religión. De esta manera Judd vuelve a reencontrarse con sus hermanos, Paul (Corey Stoll), Wendy (Tina Fey), Phillip (Adam Driver), Annie Altman (Kathryn Hahn), cuyas personalidades son diferentes y llevan vidas muy distintas también.
El estar todos juntos nuevamente durante siete días hace que comiencen a aflorar distintas situaciones, reencuentros como el de Judd y Penny (Rose Byrne), su antigua novia de la secundaria; la prometida de su hermano menor Tracy (Connie Britton) y temas relacionados con su fidelidad; Horry Callen (Timothy Olyphant) el novio de la juventud de Wendy quien sufrió una lesión cerebral mientras eran novios, y surgen conflictos de todo tipo.
Es una comedia negra coral que la integra un elenco multiestelar: Jason Bateman, Tina Fey, Jane Fonda, Adam Driver, Corey Stoll, Connie Britton, entre otros, no todos se encuentran bien aprovechados. Llena de gags, con un toque cómico que aporta un niño llamado Cole (Cade Lappin), escenas agradables en esas charlas de hermanos entre Wendy y Judd en el techo de su casa, vuestro refugio desde la niñez y donde se demuestra que ambos tienen muy buena química.
Contiene un corte similar al film “Muerte en un funeral”. Con algunas sorpresas va tocando varios temas como: la infidelidad, la incomprensión, el amor, no falta la ironía e hipocresía, esta es una familia bien disfuncional, con buenos diálogos, emotiva y contiene los toques necesarios para llegar a los distintos estados de ánimos del espectador, solo para pasar un buen rato. Todo se armoniza con la música del talentoso compositor Michael Giacchino ("Ratatouille"; “Up”).