VACÍA, RELUCIENTE Y VACUA
Heidi era aquella niñita, inocente y cándida, que en los años 70 nos hacía reír con sus guiños y llorar a mares con sus gestos de pura bondad. La serie animé (ni siquiera sabíamos que quería decir eso) que contaba con los aportes de un también joven Hayao Miyazaki fue un éxito sensible y a la vez comercial que recreaba la infancia de la niña huérfana. Corrían otros tiempos, han pasado décadas y revisitar un clásico no es copiarlo; sino revestirlo de nuevo sentidos y nuevas sensibilidades que provoquen al original, que lo desmembren, que se pueda extraer de él un estilo, una poética. De esta manera el clásico “vuelto a leer” resultaría interesante. Lo que sucede con esta nueva versión de Heidi es que la película calca casi a la perfección aquella serie que veíamos en los 70. Nada resulta interesante, no hay ningún sentido nuevo que muestre su crecimiento en el tiempo, su perdurabilidad. Los clásicos son permeables y por esos poros se suele colar la inteligencia, el buen tino de quien lo adapta.
Esta “nueva” Heidi suena ecológica y repleta de aire libre. Demasiada bondad para hacer creíble la vida de una nena de siete u ocho años. Todos los personajes se vuelven caricaturas, estigmas de esa historia original. Los paisajes pasados seguramente por unos cuantos filtros que hacen que los colores sean demasiado puros, como el espíritu de Heidi, se vuelven maquetas a ojos de un espectador que, obviamente conoce la historia, y necesita algo más que eso. Bonitos paisajes conforman una estética vacía y perfecta incomprensible en el 2016 donde la infancia se ha criado con otros parámetros que no son los de Heidi de los 70. La narrativa conforma ritmos desparejos, la película se apura sobre su segunda mitad, como se apura la buena de Heidi para que su amiga se “cure” ce la parálisis con aire libre, leche de cabra y una mariposa rebelde.
Heidi, su abuelo, Pedro, la srta. Rotteinmaier, la paralítica Clarita y toda la galería de personajes están delineados con pocos rasgos apelando a que el espectador complete con aquello que ya sabe y no es decepcionado. Es cierto, la lista de valores que l película promueve son válidos y eternos, pero el mundo, pese a quien le pese ha cambiado. Y sabemos que cuando el mundo cambia también gira, y esos giros transforman el arte y el cine en particular.
HEIDI
Heidi. Suiza/Alemania, 2015.
Dirección: Alain Gsponer. Guión: Petra Biondina Volpe. Intérpretes: Bruno Ganz, Anuk Steffen, Isabelle Ottmann, Anna Schinz, Quirin Agrippi, Katharina Schüttler, Peter Lohmeyer, Jella Haase, Maxim Mehmet, Monica Gubser. Producción: Jakob Claussen, Lukas Hobi, Ulrike Putz y Reto Schärli. Duración: 111 minutos.