En el magnífico paisaje de los alpes suizos y hablada en alemán se filmó el regreso del clásico sobre la niña huérfana y su abuelo gruñón: uno de los grandes éxitos del cine helvético, y europeo, del último tiempo. Para esta nueva versión con actores, la pequeña Anuk Steffen (elegida entre cientos de niñas) y Bruno Ganz (el Hitler de La Caída), el director Alain Gsponer quiso pegarse al texto original de Johanna Spyri, publicado por primera vez en 1879. Y, en palabras del director, sacarle toda la cursilería. El resultado es una lograda adaptación que pone el drama de época bajo la luminosa fotografía de sus cielos y espacios abiertos. La resiliente Heidi juega con Pedro y sonríe aún a la severa señorita Rottenmeier, ajena a la trama de prejuicios, clasismos y durezas de la sociedad que su abuelo ermitaño decidió abandonar. Sin la carga de nostalgia de los que vieron la serie animada japonesa, habrá que ver qué pasa con el público infantil de hoy frente a esta historia de ternura, pero dramática al fin, que viene de ayer.