Holy Spider

Crítica de Guillermo Colantonio - Funcinema

EL PESO DE LO REAL

Holy spider, la película recientemente estrenada de Ali Abbasi, contiene una secuencia inicial que promete, o mejor dicho, que le debe más al cine que al imperativo por exponer un drama social. Si bien se inscribe en esa tradición de sordidez que tanto cotiza hoy en día, no se puede obviar que el desarrollo narrativo y dramático posee una fuerza visceral que difícilmente genere indiferencia. Se trata de la representación de uno de los 16 crímenes perpetrados a mujeres, trabajadoras sexuales, por parte de Saeed, padre de familia, que con su moto sale a matar para “limpiar” a la ciudad de lo que él considera una escoria y una ofensa a Alá. Enmarcada en un espacio genérico que mucho le debe al terror, más allá del peso de lo real, es el primer eslabón del caso que sacudió (y no necesariamente conmovió) a la sociedad iraní aunque permitió develar los inconvenientes de un sistema en el que la justicia terrenal no puede ser jamás objetiva ante las creencias religiosas. A base de un registro por momentos documental, Abbasi arma en este primer tramo un potente cuadro expresivo que no ofrece concesiones de ningún tipo y que pone en jaque a cualquier alma que se muestre sensible ante hechos de tal naturaleza. En otras palabras, estamos ante la presencia de un cineasta y no meramente de un cronista, que se toma libertades para dar cuenta de un monstruo con apariencia respetable y fundamentos morales, conectado con esas otras ficciones al estilo de La sombra de una duda (Alfred Hitchcock), La noche del cazador (Charles Laughton) o El silencio de los inocentes (Jonathan Demme). Sin embargo, a diferencia de aquellas, el peso de lo real es demasiado para que el director pueda dejar en un segundo plano la preeminencia del drama social y cultural de fondo. Por ello, no pasará más de media hora para que sepamos que todo está cocinado, y que la intriga, el terror y la construcción de personajes fuertes cedan el paso a las ideas. En esa tensión se juega la película tempranamente su destino y va cayendo, como si de un carro alado se tratara, tironeada por la necesidad de denuncia.

De modo tal que la urgencia del presente termina condicionando la libertad formal de la secuencia inicial y el alto impacto visual se apaga paulatinamente para caer en convenciones harto vistas en un mundo de artilugios globales satisfactorios para la obtención de premios importantes. La clave es la incorporación de una protagonista reportera dispuesta a investigar los crímenes que no parecen ser de primordial interés para las autoridades. Si bien no es del todo convincente el modo en que logra involucrarse en la investigación, sí es interesante la manera en que sin ser asesinos seriales los hombres pueden ser una amenaza constante para las mujeres en un país de raíces dogmáticas y opresivas. Una muy buena escena traza un paralelo al respecto.

Luego, Abbasi introduce una coda con los ribetes judiciales del caso y una vuelta de tuerca, pero ya estamos de lleno en un terreno de ideas que empobrecen el imaginario de posibilidades cinematográficas. El peso de lo real y la crónica son una tentación irresistible, y como ocurre en estos casos, son más atractivos los documentales que las ficciones propiamente dichas sobre casos resonantes. Esta no es la excepción (ver en lo posible And along came a spider, 2003).