Hombres de piel dura.
El nuevo film de José Celestino Campusano se mete de lleno en la vida de un joven gay de campo, sus relaciones y como sobrelleva el día a día con su entorno.
Ariel es un joven de pueblo gay que, luego de una relación con un cura de la iglesia que frecuenta ayudando al comedor, con el corazón roto por el desamor decide emprender un derrotero para alcanzar el pináculo de su sexualidad.
El mundo de campo es un lugar para «machos», y así se lo hace saber su padre una y otra vez. Su hermana, quien estudia en facultad (seguramente en Buenos Aires) es testigo ausente de las decisiones de un hombre en una casa regida sin figura materna, y fiel confidente de Ariel.
Hombres de piel dura (2019) es la decimonovena película de Campusano, director independiente de la Zona Sur de Buenos Aires.
Paralelamente a la historia de Ariel, el film se mete en la vida del sacerdote abusador que (quizás) lo llevó al joven a determinar su rol sexual.
La maestría de Campusano ante la cámara, que hace de este film una obra de arte en cada plano pensado milimétricamente, choca con la mayoría de los actores que parece leyeran un guión al momento de filmar la toma.
Además, la decisión de no musicalizar escenas clave que podrían terminar siendo algunas intimistas, otras dramáticas, y otras de un suspenso arrollador, le quitan peso a la trama dejándola a la deriva y sin tomar partido o posición, por ejemplo, del accionar perverso de los curas y su insistencia en tapar a sus colegas abusadores.
Si bien Hombres de piel dura viene a desmitificar la figura del «macho de campo», desde este humilde punto de vista, le falta hacer hincapié más fuertemente en algunas cuestiones técnicas y en el trato que se le da a la historia.