Esta vez el escenario es rural. Hay un chico, hijo del dueño de una estanzuela, que, siendo adolescente, no puede dejar de acosar al hombre que lo inició sexualmente: un cura. El sacerdote que atiende comedores suele abusar de algunos de los jóvenes asistentes.
Otra vez José Celestino Campusano aborda temas polémicos con su particular estilo. Sin metáforas ni vueltas, acorde con el nombre de su productora, Cine Bruto. La película elige como tema los comienzos sexuales de Ariel, el protagonista, y el tema del abuso por parte del sacerdote. La seguidilla de relaciones con los peones de la propiedad, para escándalo de su padre, se desarrollan luego del abandono del sacerdote. Sin embargo, la actitud del padre del chico, que intenta reorientar su inclinación sexual, lo conduce a una serie de problemas con jóvenes vecinas de la zona, hasta que logra iniciar una amistad con una de ellas.
Campusano esta vez muestra un mayor cuidado formal en su producción y esto se suma al buen manejo narrativo, especialmente del tiempo, que redunda en un ritmo ágil. Pero no puede evadir uno de los problemas clásicos de sus filmes, el desempeño de los actores (profesionales o no), que deslucen la puesta en general.
La película no es lo mejor del director, se extraña la autenticidad de "Vil romance" e incluso algunos de sus protagonistas, totalmente identificados con el tema y los espacios utilizados.
"Hombres de piel dura" es plana, con personajes sólo en blanco y negro, con diálogos que remedan ciertos excesos del lenguaje periodístico y abundan en lugares comunes. A esto se suma cierta moralina que molesta el desarrollo general del filme.