Este film sobre el atentado a la AMIA es desparejo pero tiene tres grandes puntos a su favor. Para empezar, luego de tantas décadas de ver cada mes de julio por TV el mismo material de noticieros y los actos donde al final el tema es si va o no la presidenta o el presidente, "Ikigai, la sonrisa de Gardel" le da al espectador la oportunidad de recordar ese miserable atentado criminal aún sin justicia de un modo muy original, que incluso puede arrancar varias sonrisas entre la angustia y la bronca.
Por otro lado esta película de Ricardo Piterbarg parte de una gran idea. Ikigai es una expresión japonesa que, tal como cuenta un tintorero, significa "volver a vivir", y la artista Mirta Regina Satz, utiliza esa idea para combinarla con su mural de distintos "Gardeles" sonrientes hecho con los mismos escombros de la AMIA. El asunto es que entre el diálogo con el japonés y la idea del tango , el espectador se mete en testimonios que no tienen que ver directamente con el atentado, pero que obviamente está en el trasfondo y sorprende de otra manera a través de las distintas entrevistas.
El tercer punto atractivo es la banda sonora tanguera, sin desperdicio. Eso si, las intervenciones de Mirta Regina Satz por momentos son excesivas, y en medio de testimonios sustanciosos hay otros que se van por las ramas. Hay un buen trabajo de edición y sobre todo, un tema que jamás tiene que dejar de interesarnos.