Pequeña y muy atractiva película italiana que reúne a un grupo de veteranos habitantes de un pueblo cercano a Roma para evocar la presencia fantasmagórica del ermitaño que vivía en una cueva al final del valle. Mario de Marcella -por su madre- aparece entre recuerdos y rumores.
Es la construcción de una leyenda popular, con toda la fuerza y el misterio que puede adquirir el loco, el tonto, el salvaje, el diferente, en las pequeñas comunidades. Dirigida por el joven Alessio Rigo de Righi, que vive un poco en la Argentina, y Matteo Zoppis.