La historia de la prostitución en Argentina, de abundante bibliografía y estudiosos, tiene ignotos vericuetos que vistos hoy a la luz de la trata de personas resultan entre espeluznantes e increíbles. Aun así, salvo la película de Tejblum estrenada en 2014, no hay muchos documentales que aborden el tema.
Malka, una chica de la Zwi Migdal es un recordado documental de Walter Tejblum que se centraba en Malka Abraham, una de las victimas de la trata de blancas de la red Zwi Migdal que termina escapando de la red e instalando un burdel en Tucumán.
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Impuros, se estrena el 15 de noviembre próximo en Malba y Gaumont, está dirigido por una dupla de realizadores, la argentina Florencia Mugica (Parir, La cáscara rota) y el mexicano Daniel Najenson, y aborda nuevamente el tema pero desde un modo más generalizado. Remates de mujeres a principios de siglo XX, en Buenos Aires y Rosario. Mayoristas de mujeres para los burdeles en los que se ofrecían tarifas reducidas, por ejemplo para policías o militares.
La prostitución en Argentina, al menos la del siglo XX está relacionada claramente con la llegada de los inmigrantes a partir de 1870: primero arribaban los hombres, luego venían las familias, mientras tanto las mujeres eran explotadas sexualmente por rufianes franceses, judío. Impuros aporta enorme cantidad de datos y miradas específicamente de la comunidad judía: de 6000 mujeres judías que vivían en Buenos Aires entre fin de siglo XIX y 1910, la mitad estaban en condición de prostitución, traídas engañadas de Polonia o Tel Aviv.
Libros de prostitutas con fotos casi a modo de prontuarios, descripción física, entradas y salidas de los prostíbulos cada 15 o 20 días, una rotación que aún hoy se realiza. Testimonio de historiadores como Rafael Ielpi autor de “Prostitucion y rufianismo”, o Sonia Sánchez, Ivette Trochon, Myrtha Schalom, coleccionistas de objetos como pulseras que marcaban los servicios, o fichas de cambio que eran de uso común ene estos espacios; una visita al edificio del prostíbulo Madame Safó en Rosario, verdadero museo tematico; los registros médicos de enfermedades venéreas. Muy interesante el capítulo dedicado al teatro Idish, espacio que reunía a a colectividad, a los decentes y a los “impuros”.
Narrada desde la mirada del abolicionismo, la película conmueve por su poder de documentación pero fundamentalmente por su tesis central: la prostitución no es un trabajo, es violencia sobre el cuerpo de las mujeres, y más aún la idea de que la Argentina se construyó económicamente, en parte, sobre ese mercado.