Tiempos violentos
Acción, humor negro y desmesura, con Nicolas Cage.
Infierno... tiene mucho en común con la lograda Piraña 3D (aún en cartel): ambas homenajean a películas de acción/terror clase B setentista, con imágenes tridimensionales tremendistas y excesos gore, nula verosimilitud general y mucho sentido del humor -negro, delirante, casi alucinógeno- aplicado sobre sí mismas. Hablamos de un cine que ofrece, deliberadamente, un goce que no tiene nada de intelectual y mucho de físico. Un disfrute cinéfilo primitivo y sensorial -vulgar y vergonzante, para espectadores exquisitos-, pero también ingenioso, creativo, divertido: autoconsciente.
Infierno... podría ser definida como una película olvidable hecha de secuencias inolvidables. Un ejemplo: la escena en que Nicolas Cage -tan desquiciado como su personaje de Un maldito policía en Nueva Orleans - liquida a balazos a una decena de sicarios que van entrando a la habitación de un motel para asesinarlo. ¿Y? Que él estaba teniendo sexo con una rubia tonta. ¿Y? Que logra la matanza sin dejar de penetrar a la chica platinada... Histórico. Además, una -apenas una- de las muchas muestras de desmesura.
No es raro que Nicolas Cage, un actor sin temor al ridículo -de hecho, suele hacerlo en un grado superlativo- sea el protagonista. Acá, con un peluquín dorado, tono Mostaza Merlo, interpreta a Milton, un asesino que, desde un viejo auto deportivo, llena de plomo al que se le cruce. No queda claro de dónde viene; sí que busca vengar la muerte de su hija en manos del líder de una secta satánica (Billy Burke). En el camino, porque hablamos de una road movie hacia el averno, persigue y es perseguido: por miembros de la secta, en la que abundan el alcohol y las chicas desnudas; por policías de gatillo fácil (“Cuando digo tiren a las ruedas, tiren a la cabeza”, ordena un jefe, que no es argentino); y por un personaje misterioso, violento, cínico, trajeado en medio del caos: un enviado del más allá, un gran papel de William Fichtner.
En medio de persecuciones automovilísticas, riff metálicos y matanzas magnificadas por el 3D, Milton (Cage) es acompañado por Piper (Amber Heard), una moza que, harta de ser manoseada en un bar rutero, escapa con el extraño héroe/antihéroe. Patrick Lussier (director de Sangriento San Valentín 3D ) combina adrenalina, gracia y absurdo. Y, sobre el final, procura un giro apocalíptico/metafísico, no del todo resuelto. ¿Más extravío o presagio de secuela?