¿Cómo sobrellevar la muerte de un ser amado en plena juventud? ¿Cómo sobrevivir a su ausencia? Instrucciones para flotar un muerto es una película de aguda sensibilidad que -como gran parte del cine que se realiza en Córdoba- aborda con solvencia temas generacionales.
Una chica vuelve del extranjero donde vive, y enfrenta con otro la ausencia de su amigo Martín, que ha muerto. Juntos formaban un trío inseparable. Ahora cada uno debe cargar con esa falta, ese vacío, que impone “el inmundo camino de la soledad”. O soltar al muerto, dejar que vuele. De esa contradicción se trata el duelo, en suma. Sin explicaciones, sin indagaciones psicológicas, valiéndose de las actuaciones (Jazmín Stuart y Santiago San Paulo), de la poesía y de un extraordinario uso de los espacios vacíos, Nadir Medina logra crear un clima sugerente, a pura melancolía.
La muerte como prueba de iniciación, en una edad de pasaje a la adultez, con momentos de intimidad y banalidad cotidiana y otros notables, como el de la lectura de un poema... El film transcurre en un tempo andante, tomándose su tiempo para elaborar el duelo. La sugerente fotografía de habitaciones solitarias, enmarcadas, hablan con elocuencia de la partida y la ausencia.