Emociones a flor de piel
La dupla Disney-Pixar nos tiene acostumbrados a un nivel de calidad en sus producciones que se equipara sólo con su nivel de ternura. Personajes entrañables, historias inolvidables, lecciones para toda la vida. “Intensa-Mente” es la apoteosis de todo eso, y viene a ocupar un lugar al ladito de “Toy Story” en el podio de la factoría de la lamparita. ¿Para tanto? Sí, para tanto. Es el nuevo futuro clásico de la generación que la verá hoy y cada vez que pueda, mientras espera su continuación, colecciona sus juguetes y eventualmente, le pasa el legado del amor por esta película a sus hijos.
Pero no es una película hecha especialmente para chicos, eso es algo que queda claro. Si bien la van a disfrutar tanto como los adultos, esa es otra de las grandes habilidades que conforman la magia de Pixar. ¿O acaso los niños de 10 años no volvimos a disfrutar de “Toy Story” a los 20 y a los 30? “Intensa-Mente” es única: Desde el original concepto de las emociones como personajes principales, hasta el diseño de todos los rincones de la mente. Cada escena es una sorpresa, es diversión, es ternura. Es una mezcla de emociones, de las cuales Alegría y Tristeza son las principales protagonistas, viviendo una aventura tan simpática como profunda.
Porque Pixar sabe hacer justamente eso: compatibilizar emociones. Hacernos reir a más no poder y después dejarnos pensando, reflexionando sobre lo que acabamos de ver y sobre nosotros mismos. Conectarnos con nuestro niño interno, y con el de los demás. Como los creadores de esta película, que admiten ser su propio público target: Es una película pensada para adultos, pero con alma de niños. Concebida desde la observación de sus propios hijos y con una gran pregunta en mente: ¿Qué está pasando dentro de su cabeza?
Cinco emociones básicas son las principales protagonistas de Intensa-Mente: Tristeza, Alegría, Desagrado, Miedo y Furia, cada una de ellas caracterizada a la perfección y construídas de una forma muy rica a pesar de ser personajes unidimensionales. Entre todas forman un equipo perfecto como pocos, pero en algún momento todo se sale de control y da lugar a un alocado y maravilloso recorrido a través de la mente. En él veremos también un despliegue asombroso de conceptos abstractos ilustrados con gracia e ingenio: pensamientos, recuerdos, inconsciente, sueños. Todo mientras afuera el mundo sigue, y también la vida de la persona en la que viven todas esas emociones: Riley, una nena de 11 años que no tiene idea de por qué siente lo que siente, y atravesará una difícil situación de la manera que puede. Pero Riley, al igual que sus padres y el resto de los personajes humanos, es la “locación” de los verdaderos protagonistas: sus emociones.