Los dibujos animados dejaron de ser cosa de niños hace mucho tiempo. Desde aquella primera Toy Story, Pixar no hizo tambalear con la nostalgia y conocer nuestro niño interior. En Intensa-mente no sólo duplica la apuesta... se mete en nuestra cabeza.
Ya desde el vamos, Intensa-mente se plantea como una película con hermosos colores y muñequitos divertidos para los niños. Entonces, ellos quieren ir al cine. Cita casi obligada. Pero no se queda ahi, porque busca entrar en un terreno mucho más profundo. Se mete con los sentimientos, con los recuerdos, con la nostalgia, con nuestra personalidad y con la familia. Claro, si este no es un buen condimento, que no valga.
Conocemos a Riley desde el momento en que nace y la acompañamos en su camino a la pubertad. Esta claro que eso no va a ser fácil, sobretodo cuando todo su mundo cambia con la mudanza y el desarraigo de su ciudad natal hacia San Francisco. La historia la narran sus emociones (Alegría, tristeza, temor, furia y desagrado) quienes viven en el Cuartel Central, el centro de control de la mente de Riley, desde donde la asesoran en su vida cotidiana. Mientras Riley y sus emociones se esfuerzan por adaptarse a una nueva vida en San Francisco, la confusión y la ansiedad se apoderan de Headquarters. Aunque Alegría, la emoción principal y más importante de Riley, trata de mantener las cosas positivas, las emociones entran en conflicto sobre cuál es la mejor manera de navegar por una nueva ciudad, casa y escuela.
Pete Docter, uno de los “veteranos” de Pixar, guionista y director de “Monsters, Inc.” (2001) y ganador del Oscar por “Up – Una Aventura de Altura” (Up, 2009), vuelve a la carga con una historia que nos hará reflexionar, reír y emocionar. Porque aquí no sólo entran las emociones, sino que también las facetas de su personalidad (Deporte, amistad, honestidad, familia, payasadas) y aquellos recuerdos y amigos imaginarios de su infancia. Un pequeño tirón de orejas para aquellos que pretenden dejar atrás aquellos años de imaginación plena.
La historia está tan bien narrada y es tan entretenida que uno no quiere que termine, y eso es muy bueno. Los personajes son adorables y, hasta la furia incontenible, logra ser entendida. Por otra parte, la animación cada vez es mas sorprendente y los colores cautivan tanto como en aquella hermosa "Up".
Debo confesar que soy un amante de las películas animadas dobladas al español, por lo cual no suelo prestar demasiada atención a sus voces originales y esta vez no fue la excepción. Cuando uno es niño solo consume ese tipo de películas, en las cuales las voces son latinas y de grande no pretendo cambiarlo. He dicho.
Intensa-mente va a ser una de las favoritas del Oscar para este año, a no ser que "The little prince" llegue para cambiar todo.