"Creer no cuesta nada"
De la mano del sobreexplotado género del found footage nos sumergimos nuevamente en una historia de terror que con sus virtudes y defectos se posiciona como una propuesta decente y de consumo rápido para los amantes de los sustos.
El debutante David Jung construye su opera prima en torno a una premisa poco ambiciosa pero a su vez atractiva que encuentra su principal falencia en su formato. “The Possession of Michael King”, o “Invocando al demonio”, sigue los pasos de un documentalista que, tras la muerte de su esposa, decide comprobar la existencia de Dios realizando un arriesgado experimento que consiste en demostrar que el Diablo es real y puede subsistir en este mundo a través de las posesiones.
Apoyándose por completo en un más que solido trabajo por parte del actor Shane Johnson y en el cuidado apartado técnico que presenta el film, Jung realmente logra que el espectador le preste atención a todo lo que sucede en pantalla. No obstante, repito, el mayor problema que no puede sortear “Invocando al demonio” son las múltiples limitaciones que presenta su acotado formato.
Pocas películas pertenecientes al metraje encontrado lograron, en el último tiempo, justificar el por qué sus realizadores eligieron este formato. Cuando uno ve “El proyecto Blair Witch”, “REC” u “Cloverfield” no solo es cómplice de la trama sino que también se sumerge por completo en la historia, ya que todo lo que el espectador conoce sobre los hechos que se desarrollan viene de la mano de una cámara única cuyo destino va de la mano de la suerte que corran los protagonistas.
Últimamente las nuevas representantes del found footage exceden esos límites y se convierten en propuestas con elementos impensados e inexplicables para estas historias, como ser la música de fondo, los flashbacks y la edición “post-mortem” de todo lo sucedido. Ejemplos sobran; la más que interesante “El último exorcismo” de Daniel Stamm que pecaba de inocente en sus minutos finales, la ambiciosa “Chronicle” de Josh Trank que concluía con una batalla de enormes proporciones y la más reciente entrega de “Actividad Paranormal” donde los protagonistas, literalmente, viajan en el tiempo con cámara en mano.
Si tuviéramos que posicionar a “Invocando al demonio” dentro de alguno de estos dos grandes grupos, sin lugar a dudas se sentiría más cómoda junto a las producciones del segundo equipo y es ahí donde cualquier clase de espectador se pregunta inevitablemente “¿Cuál es el atractivo de limitar el poder de una historia?”.
“Invocando al demonio” es una propuesta decente, vale aclararlo. Por momentos se disfruta y por otros se vuelve realmente irritante. Aunque la conclusión más importante a la que se puede llegar es que, sin lugar a dudas, se trata de una película que se boicotea a sí misma lo cual es una lástima.
El cine de terror debería empezar a buscar nuevas alternativas para este subgénero, porque es realmente absurdo que entre fantasmas nos pisemos las sabanas.