Si hubo un punto a favor para el cine argentino este año, de esos que suman, sin dudas es gracias al género documental. En términos generales las propuestas fueron variadas, interesantes y bien realizadas, como es el caso de “Judíos por elección” de Matilde Michanie.
La realizadora encaró su propia investigación partiendo de una pregunta básica: ¿Cómo es ser judío en la Argentina? La respuesta no es lo que se ve en el documental; pero se percibe como el colchón fundamental en el cual descansa el interrogante mayor ¿Qué pasa si alguien quiere convertirse al judaísmo?
Desde el momento en el que los entrevistados comienzan a prestar su testimonio, vamos conociendo las inquietudes que el film plantea con mucha sencillez. Tanto argentinos como un matrimonio peruano relatan el momento de sus vidas que los llevó a replantearse la necesidad de encontrar otro tipo de respuestas espirituales, hasta tomar conocimiento de la religión en cuestión. Todos son movilizados por distintas razones, si bien la decisión está tomada desde un lugar muy profundo, para convertirse y ser aceptado como judío el proceso no es tan sencillo como una podría suponer.
El documental de Michanié aporta las palabras calificadas que pondrán echar luz sobre algo tan complejo. El costado ortodoxo del judaísmo no acepta las conversiones que no se hayan realizado en Israel, en cambio el costado que podríamos definir como “reformista”, sí acepta estas conversiones. Uno podría decir entonces la cosa tiene solución, pero la inteligente compaginación de las entrevistas logran poner al espectador en un brete, ninguno de los entrevistados deja de observar: “si voy a Israel... para ellos no seré judío”
A los cuarenta minutos de proyección surge un punto clave, planteado justo antes que los encuadres de los entrevistados se tornen monótonos, Se trata de la referencia histórica que recuerda que en 1920 fue aprobada una iniciativa de los rabinos Dabah y Colman que prohibía en la Argentina la conversión al judaísmo “por toda la eternidad”, cuyo objetivo era evitar la "mezcla" entre judíos y no judíos, como forma de solucionar el problema que se estaba pergeñando en ese tiempo entre gente judía y no judía.
También es el momento para comprender hacia donde nos va a llevar la realizadora con su idea, y la buena mano que se puede tener para manejar un puñado de entrevistas, divididas por citas bíblicas, lo que permite sostener el interés constantemente.
Es verdad que “Judíos por elección” también tiene momentos en los que es muy fina la línea entre el planteo original y un folleto, pero justamente el ir a fondo con la propuesta es lo que coloca esta obra dentro del grupo de buenos documentales nacionales del año.