Casi no he comentado dentro de los estrenos, documentales en este último tiempo. No es que no los vea por alguna razón en particular, de hecho, los disfruto mucho. Pero me gusta verlos en pantalla grande y cuesta encontrarlos en cartelera, verlos en 35mm...Me resisto un poco a acceder a ellos en forma doméstica. No se muy bien aún el porqué. Lo que sí, estoy abierto como espectador a que me sorprendan (eso lo saben de sobra, se los digo hasta el hartazgo), y pasé por el Gaumont a ver "Judíos por elección" con mucha curiosidad sobre lo que iba a encontrar. Por suerte, la película respondió a mis espectativas.
El tema, me interesa. Siempre quise saber qué pasaba con aquellos que habiendo nacido bajo otra religión, decidían abrazar el judaísmo. En general, y perdonen la sinceridad, es un tema que en el cine muchas veces estuvo asociado con el amor. Uno de los miembros de la pareja es judío, el otro no...Y bueno, uno de ellos termina abrazando la fe del otro para concretar la anhelada unión. Eso es lo más común desde lo cinematográfico. Ya se, hay miles de combinaciones posibles de sujetos reales que no dan tela desde la ficción pero que merecen ser contadas. Siento eso con este documental.
"Judíos por elección" muestra casos muy interesantes y diversos (geográfica y familiarmente) que se van presentando en forma de mosaico, alternado momentos de distinta intensidad. Las experiencias de varias personas y parejas van desfilando en pantalla, enmarcados bajo fragmentos que están agrupados por frases de la Torá. En cada uno de ellos, aparecen los núcleos temáticos que responden a las fantasías que la gente tiene con el tema.
La película muestra distintos casos de personas que abrazan una fe que no llevan en la sangre. Vemos alguien que vive en Perú, otros casos en Argentina y muchos más en Israel. Cada cual tiene una historia personal rica y colorida que vierte observaciones agudas sobre el proceso de todo lo que significa volverse israelí. Desfilan las aspiraciones, los miedos, las regulaciones formales, y el valor de la fe como motor de esa elección.
La directora y guionista Matilde Michanié elige perfiles únicos, pero a la vez que engloban características comunes que conectan rápidamente al espectador con la imagen. Como público, la transparencia de cada testimonio atrae y las contradicciones que se despliegan en el relato (y que aparecen en la vida de esas personas) son concretas y sostienen el relato de principio a fin.
Es un muy buen documental, si el tema está dentro de sus intereses, es de visión obligada. Aprovechen que hay muchos horarios para verla, no pasa frecuentemente.