La búsqueda de la espiritualidad
El documental tiene muchas funciones. El documental es cine, pero es un cine que construye su relato con imágenes de la realidad. El documental enseña, es un medio para acceder a un conocimiento concreto. Por eso la elección de un tema en un documental es el acceder a un espacio de conocimiento sobre un tópico en particular. Judíos por elección cuenta historias de personas que decidieron convertirse al judaísmo.
La directora Matilde Michanié, la misma que años atrás estrenó Licencia número uno, un trabajo sobre la Tigresa Acuña, tiene la característica fundamental de un documentalista: la sed de conocimiento. Y sin inocencia, la directora hace de un tema muy concreto, algo más grande. Lo que se podría resumir en algo tan simple como “historias de quienes deciden abrazar la religión judía” es en realidad un universo complejo, lleno de contradicciones, complejidades y objetivos y universos muy personales.
Como todo documental que cumple su objetivo, Judíos por elección ilumina al espectador y le hace comprender una realidad que posiblemente ignoraba. Tampoco la película se queda en espacios cómodos o complacientes, sino que explora las contradicciones dentro de la religión judía y los temas más ríspidos alrededor de la conversión.
“La historia del judaísmo es la historia de los cruces, la historia de las mezclas.” El documental de Matilde Michanié es también una historia de cruces, una historia de mezclas. Y en esos cruces está la riqueza tanto de la película como de la vida. Con un toque de humor arranca la película y con emoción termina. Y una frase resume el espíritu del documental: “No hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti. Esta es toda la Torá, el resto son comentarios; ve y estúdialos.”