Increíble pero real.
Cuando Mathieu, un diplomático francés que opera en Siberia, se convierte en blanco del servicio de inteligencia ruso (FSB) siendo acusado de un crimen que no cometió, la historia nos responderá las preguntas sobre por qué está donde está y nos dejará sembrada la duda sobre si hay alguna salida sobre esto.
Con un efectivo inicio, empieza con una escena entremedia y luego tenemos saltos en el tiempo para conocer porqué el protagonista llegó allí, el director Jérôme Salle sabe hacer atrapante este tipo de historia donde la intriga se adueña de inmediato.
Un detalle a destacar es que Kompromat: el expediente ruso se basa libremente en una historia real y con ello los límites de la credibilidad rozan lo fantástico. Si bien me creo que a alguien que se lo acusa no solo de abusar de su propia hija sino de comercializar pornografía infantil (por lo que se juzga al protagonista) tiene un trato “peculiar” en la cárcel, luego la película toma rumbos mucho más cinematográficos al momento de orquestar su fuga.
Alternando flashbacks y escenas de acción, Kompromat… es una propuesta que te mantiene atornillado a tu butaca y que no presenta ningún bache a nivel narrativo. Esa mezcla permite empatizar con el protagonista, algo que el filme parece querer mostrarnos siempre.
Puedo objetar que en muchas escenas el protagonista tiene situaciones un tanto absurdas como el de tomarse su tiempo para mandar un mensaje de texto o para seducir a la heroína de turno cuando está en una situación extrema, o bien algunos giros un tanto previsibles, pero es consecuencia también del ejercicio de ver tantas películas, tampoco es que arruina el visionado del film ni atenúa su valor como entretenimiento.
En definitiva, Kompromat… es un gran thriller político que tiene un enorme despliegue de producción y que se filmó en una etapa complicada como fue la pandemia del Covid-19.