Lo hiperreal
“La simulación no corresponde a un territorio, a una referencia, a una sustancia, sino que es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo hiperreal.”(Cultura y simulacro – Jean Baudrillard)
Pocas películas argentinas generaron lo que Kryptonita desde su anuncio. Los condimentos eran múltiples, basada en la novela de Leonardo Oyola, dirigida por Nicanor Loreti que la había clavado en el ángulo con Diablo, superhéroes, conurbano, género. Kryptonita se convirtió en película de culto mucho antes de haber sido estrenada.
Al poder verla finalmente, lo que queda claro es que la película no es una bisagra por formar parte de un género con muy pocos antecedentes en nuestro país sino por inaugurar un género propio. Kryptonita se balancea tomando estructuras y puntos nodales de varios géneros sin perder un estilo (el propio) que funciona enmarcando arriesgadamente el policial y la comedia con el universo DC como juego referencial.
El film empieza con El Tordo empastillándose para poder pasar otra noche de guardia en el Paroissien de Casanova. Cuando parece que va a ser una noche más, un grupo de delincuentes entra al lugar con armas largas. Es la banda de Nafta Super (Palomino) quienes lo traen gravemente herido. El Tordo logra estabilizarlo pero la noche recién comienza. Afuera la Bonaerense, bajo órdenes de una banda criminal rival, planea entrar al lugar y masacrarlos. A pesar de tener algunas capacidades especiales, la banda tiene que sobrevivir hasta que se haga de día, momento en el que los rayos del sol van a recargar a Nafta Super.
Por su consciencia, manejo narrativo, estructura y género, Kryptonita resulta incomparable a otras producciones.
Loreti vuelve a la estructura de la ciudad sitiada, esa que le queda tan bien y heredó del cine de Carpenter. También vuelve a establecer los lazos familiares como último bastión al que debe arribar el héroe, así como en Diablo. Con estos elementos crea un universo propio, un conurbano que está en constante tensión entre la magia como esperanza y lo cotidiano como hostilidad.
El cine hace posible que para hacer Hamlet ya no sea necesario a un hombre vestido de príncipe diciendo que “…algo huele mal en Dinamarca.”. Simba es Hamlet en El Rey León sin dejar nunca de ser Simba. Así, Palomino es Nafta Super pero podría ser Superman, así como lo es Henry Cavill. La pregunta que resta es si todavía recordamos a quién hace referencia Superman.
¿Será Kryptonita, en palabras de Baudrillard la referencia a una referencia para la cual ya no existe referente? “El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero.” dice Baudrillard y la película establece su postura al respecto abiertamente: “Cuéntenla como quieran. Que somos dioses, que somos hombres, que somos buenos, que somos malos, pero que quede claro que somos reales” dice El Faisán (Nico Vázquez) con su remera de Lafe y su anillo poderoso. Kryptonita es hiperreal.
Si encaramos el film de Loreti como quién mira Los Simpsons y disfruta reconociendo sus referencias nos vamos a perder la película, ya que el valor de Kryptonita no está en ese juego referencial sino en lo que la dupla Loreti - Oyola nos cuenta con ese corrimiento. Que el Paroissien esté fotografiado como el Salón de la Justicia, que Mujer Maravilla sea un travesti, etc. sólo tiene valor si se piensa en lo que queda en el medio entre una referencia y otra. Las ideas políticas, sociales y metafísicas que se extienden de ese análisis son imposibles de abarcar en la extensión de una crítica como esta. Ya habrá tiempo para reverla y hacer ese trabajo.
Kryptonita toma todos los riesgos posibles y sale airosa. Con tanto ambiente creado las expectativas hacia el final quedan muy altas y las escenas de acción (si bien son precisas) no logran colmar tanto fuera de campo. Sin embargo, nada de esto llega a debilitar a la narración.
Kryptonita es uno de los estrenos argentinos más relevantes del año, por la apuesta, la propuesta y por lo que consigue con esos elementos. No es una comedia, no es un policial, no es una de superhéroes, es todo eso organizado en un estilo muy diferente.