(Parte de esta reseña fue publicada en ocasión de la presentación de "La araña vampiro", en el BAFICI de este año)
Se esperaba mucho este trabajo de Gabriel Medina. Vimos “Los paranoicos” hace ya,…cuatro años? y luego de ese promisorio debut, esperábamos un opus que profundizara y definiera su perfil como realizador, confirmando sus potencialidades.
Esta vez, el joven realizador elige mudarse al campo y traernos desde la sierra cordobesa, una película extraña, austera y enigmática, que el público recibió con entusiasmo en sus proyecciones. "La araña vampiro” es la historia de un joven (Marín Piroyanski) con problemas psicológicos (o emocionales, si quieren), llevado por su padre (Alejandro Awada) a una cabaña solitaria y aislada, lejos de la civilización. No viven juntos, parece, y a partir de un par de llamados telefónicos, pronto nos enteraremos de que esta convivencia vacacional no es casual. La primera noche, el adolescente (aquí parece eso Piroyanski) es picado por una araña en el brazo y ahí se desata el conflicto principal.
Una vez atendido desde un centro médico, le dicen que la picadura no es venenosa y que está todo bien. Por otro lado, los baqueanos de la zona afirman lo contrario, e incitan al lastimado a iniciar un camino en busca de la solución local a su problema: le dicen que esa herida se infectará y será mortal sino da con otra araña similar a la que lo atacó. Facilitarán un guía (Jorge Sesán) que lo acompañará en ese trayecto en busca de los arácnidos agresores... El camino será duro… Habrá montañas, lagos, llanuras y un vasto recorrido a pie para encontrar la cura…
Para Medina, sin dudas, lo importante es el viaje iniciático hacia una nueva etapa de la vida, donde el protagonista deberá enfrentarse a sus propios miedos y doblegarlos, si quiere salir victorioso de la contienda. Piroyanski encarna al dubitativo y temeroso personaje principal, en una sólida composición. Seguramente sin su carisma, habría sido difícil sostener el relato por las características planteadas (la austeridad en la escena, los silencios, etc…).
Y si bien la historia es lógica, cinematográficamente consistente y estupendamente fotografiada, lo cierto es que por largos períodos, me hizo acordar a “Gerry”, de Gus Van Sant. Demasiado recorrido por territorios inhabitados, muchos planos de caminatas extensos y pocas líneas de diálogo. Bellos paisajes pero, como recorrido turístico, hubiese preferido otro destino.
En ese sentido, mi impresión es que “La araña vampiro” es una película correcta pero que de alguna manera, agota al espectador casual. No es una película larga pero en cierta manera, su manera de presentar el relato la hace sentir extensa. Por lo demás, y con respecto a la versión que vimos, tiene algunos pequeños cambios y una banda de sonido más presente y acorde al relato, lo cual le suma en relación a su conexión con su público potencial.