El director y guionista Andrew Sala se basó en sus propias experiencias para crear esta historia instalada en el campo, atravesada por violencias de costumbres y de poder. Un mundo de patrones tiranos, peones sojuzgados que conocen el dolor y también ejercitan la crueldad. Relaciones del machismo tóxico. A ese mundo tan lejano, tan extraño, llega un adolescente con la intención de vivir con su padre al que apenas conoce. Rechazado y adoptado a su manera, tratará de ganar su lugar resolviendo un misterio recurrente: la aparición de vacas muertas con amenazante regularidad. El realizador de la mano de buenos actores, como el experimentado Marcelo Subiotto y los jóvenes Lautaro Souto y Tamara Rocca, construye climas ominosos, sensaciones de desgracias mayores y revela en cuenta gotas los secretos basales de tanto abuso. Escenas de riesgo muy bien resueltas, tensiones cruzadas y odios desatados.