Hace unos años, Juan Imassi fue convocado a proyectar cine en un bosque de la balnearia Aguas Verdes y ya en el lugar, una amiga quiso que conociera a los Magote. Le dijo al cineasta que tenían una historia que merecía ser contada: ellos eran una familia de circo que se ponía de pie contra la adversidad, para sostener su actividad incluso en la contingencia más inesperada... Pablo Acosta, su líder, había quedado ciego por un acv y sin embargo, la rutina de funciones no se detenía: la fuerza del amor por la profesión y la unidad filial podía más que las limitaciones físicas que su circunstancia dictaba. Así nació "La Carpa Invisible", documental de Imassi en el que conoceremos la tierna historia de esperanza y resilencia que esta familia de Mataderos vive, cada día. Docentes de circo en temporada baja, artistas independientes en alta y en la Costa Atlántica, la vida de la familia Acosta era perfecta antes de noviembre de 2006: tenían (en sus propias palabras) "un imperio": casa, trabajo, amor, hijos, playa, todo cuanto podían desear. Sin embargo, Pablo pierde la visión y todo parece derrumbarse: cómo seguir con la actividad si no puede ver? Pero está su compañera y esposa, Julieta. Una mujer increíble que entiende rápidamente que debe tomar mayor protagonismo y multiplicar sus roles para conducir a su familia y reeducar los hábitos en la profesión. Pablo se sobrepone a sus dudas y juntos, deciden hacer temporada, a dos meses solo de producido el acv. Los Magote, inician así una etapa increíble donde solo la fuerza inquebrantable de su amor, sostiene la carpa donde presentan espectáculo: como familia y como circenses, son capaces de enfrentar un cambio arriesgado y llegar a buen puerto. Imassi registra eventos, shows, entrevistas y mucho más a lo largo de 5 años. Julieta incluso queda embarazada un par de veces (y una de sus habilidades es colgarse de telas, actividad que continuó haciendo ya avanzada su condición incluso) lo cual lleva al director a reprogramar su observación por un período mayor al proyectado. Sí, podemos decir que los hitos de este grupo, están presente: el cariño de las familias que concurren a su circo en Aguas Verdes, algún cumpleaños, funciones nocturnas, el amor de Pablo por Nueva Chicago, etc... En cuanto a lo técnico, Imassi utiliza todo su repertorio para mostrarnos la intimidad de la familia, reservando algunos testimonios de seguidores y fans al final, que realmente conmueven. Hay mucho humor en las entrevistas y un montaje que hace al film dinámico, el hecho de registrar a los artistas en su hábitat natural, es un elemento que nutre a "La Carpa Invisible" y la hace amena y accesible para todo tipo de público. Incluso en sus tramos más álgidos (cuando la acción se instala en el recuerdo de los primeros tiempos de ceguera), se transita por emociones de esperanza y unidad, que impiden que el film caiga en sentimentalismos simples. Hay que decir que esta es una película de esas que toca tu fibra, quieras o no. Allí donde muchos sentimos que hay miedos que impiden transitar por ciertos desafíos en la vida y resolverlos, los Magote marcan un camino. Encienden una luz. Que quizás Pablo no pueda ver, pero sí sentir. Y que nos llega a todos. Acompañamos su estreno y la recomendamos, y recuerden, si tienen la suerte de ir a la Costa, los Magote están desde enero por allí con su espectáculo a cielo abierto.
Pasen y vean A Pablo Magote o al Payaso Casimiro Acosta lo conocimos precisamente como parte de ese nutrido colectivo payasesco del inclasificable Sólo para payasos del director Lucas Martelli y la vida de una familia de circo se vio plasmada en el documental Cirquera de Andrés Habegger y Diana Rutkus, ambos exponentes de ese mundo maravilloso que transforma la realidad desde el lugar del circo y que aparece de una manera diferente ahora en La carpa invisible, familia de circo, del docente y director Juan Imassi. Los pocos segmentos de Magote en el film anteriormente citado llevaban la impronta o al menos la sospecha de que había una historia muy interesante detrás, no simplemente por estar en contacto con la adversidad de un payaso no vidente –Pablo se quedó ciego en 2006- sino porque la ceguera en Pablo no lo etiqueta ni lo limita en su rol de payaso o animador de su propio espectáculo, que involucra a toda la familia Magote (su esposa Julieta y sus 4 hijos) desde hace muchos años y que a pesar de la discapacidad del maestro de ceremonias continúa creciendo en sus cálidas presentaciones veraniegas en Aguas verdes, una playa pequeña elegida por la familia para presentarse a diario ante el público compuesto en su gran mayoría por niños y que se sostiene como varios artistas callejeros a la gorra. La cotidianeidad de los Magote se encuentra desde el registro documental con una cámara que no busca el encuadre perfecto ni mucho menos el lugar adecuado en la espacialidad cinematográfica pero en la forma se nutre de los sonidos más que de las imágenes. Si bien el punto de vista subjetivo de una persona que no ve no puede ser otro que la no imagen, Juan Imassi utiliza este recurso no de forma redundante ni abusiva para que el espectador se sumerja en la realidad del protagonista sin subrayados metatextuales o palabras para configurar su entorno de oscuridad y sonidos que le ganan al silencio. Esa es quizás la virtud más importante de La carpa invisible, familia de circo cuando los sonidos se transforman en palabras y las palabras en sensaciones o emociones, que permiten conocer desde otro lugar cómo viven los Magote; cómo se complementan en el trabajo de circo pero también cómo es cada uno en relación al otro y al personaje que aparece en el espectáculo, por ejemplo la payasa Margarita, puntal tanto del show o de la familia en los momentos críticos pero poseedora de una energía y voluntad arrolladoras. Cuando la vida irrumpe en el cine sin artificio estalla la belleza de las pequeñas cosas que siempre es imperfecta, agridulce y finita, pero si la búsqueda es genuina y amparada en la infatigable curiosidad por querer traspasar la barrera de los ojos se llega a la esencia y al verdadero sentido sin importar el resultado estético sino su carácter ontológico. La película de Juan Imassi no es solamente la historia de un payaso no vidente, ni su lucha contra la adversidad a partir del humor y de encontrar en lo tragicómico la materia prima para su representación escénica sino la experiencia de haber convivido como testigos privilegiados de un pedazo de historia de una familia con todas las letras que se transforma, discute, crea, se apoya, ama y ríe de sus problemas sin temor a lo que la mirada ajena pueda entender porque es la pasión por el trabajo lo que los termina salvando.
Las vueltas de la vida Una familia de cirqueros se ve sorprendida ante la repentina ceguera del conductor de la empresa familiar. ¿Cómo sigue la vida ante tal infortunio? Es la respuesta que Juan Imassi brinda en La carpa invisible: Familia de circo (2013), un documental sobre un mundo que no es como lo vemos. A raíz de un ACV (Accidente Cerebro Vascular), Pablo pierde su visión. Junto a su mujer y sus dos hijos deciden seguir con esta empresa familiar que año a año se traslada a las playas de Aguas Verdes para trabajar en la temporada veraniega. El documental de Juan Imassi centra su conflicto en una desgracia particular para hablar sobre la superación personal y la relación de una familia de circo con el entorno que la rodea. La carpa invisible: Familia de circo se propone desmitificar el desconocido mundo del circo mediante el retrato de una madre payasa y acróbata, dos hijos malabaristas y un padre maestro de ceremonia que quedó ciego repentinamente. Así, el realizador seguirá las giras de esta familia que hace temporada en las playas de Aguas Verdes para mostrar ese mundo nómade, pero también el de Pablo y su ceguera. Con un estilo que remite a la suciedad visual del home video, Imassi arma un pintoresco retrato familiar a través de imágenes tomadas a lo largo del tiempo para ir mostrando las diferentes etapas a las que se enfrentó esta familia, pasando por la desgracia de la ceguera hasta la alegría del nacimiento de dos nuevos integrantes. Así se verá como Julieta hará sus payasadas embarazada y como los hijos irán aprendiendo a convivir con un padre ciego. Pero La carpa invisible: Familia de circo también muestra la relación de la gente con el circo y esa expectativa que se genera tras su arribo al pueblo. La carpa invisible: Familia de circo trabaja la estética visual recurriendo a una imagen en negro, fuera de foco y desencuadres que hablan de la búsqueda de un lenguaje cinematográfico desprolijo que es necesario para transmitir la “visión” del mundo de Pablo, la del circo y la de una familia que vio en una crisis una nueva oportunidad.
Los circos no son sólo esas enormes carpas iluminadas con potentes reflectores, altos trapecios y variedad de animales, sino también son esos humildes lugares, al aire libre, en los que un grupo de entusiastas acróbatas y payasos se ubican para mostrar sus habilidades a cambio de unos pocos pesos dejados en una gorra. La familia de Los Magotes es uno de esos elencos trashumantes que recorre el país con el gran deseo de hacer felices a los espectadores. Pablo, director y maestro de ceremonias, es ciego y está acompañado en las funciones por su esposa Julieta, acróbata y payasa, y por sus hijos, que poseen la audacia de realizar las más inverosímiles acrobacias a gran altura. Así, sobre la base del recorrido que ellos hacen por la zona de Aguas Verdes y por la barriada de Mataderos, el director Juan Imassi compuso un emotivo cuadro en el que esos queribles personajes no sólo muestran sus habilidades, sino también que, frente a una cámara quieta, relatan las vivencias que los llevaron a convertirse en hacedores de pruebas, bromas y malabares. Este documental se convierte, así, en una sencilla historia de pasión y de identificación que se sigue con una sonrisa y, también, con el ánimo dispuesto a insertarse en la vida de Pablo, quien siempre tiene una sonrisa a flor de labios, y de Julieta, animosa y gentil cuando relata historias que despiertan la curiosidad de sus oyentes. El realizador supo imprimirle autenticidad a su film al seguir con ojo certero el camino de Los Magotes, felices en su pequeño mundo cotidiano.
Un atractivo documental que cuenta la historia de “Los Magote”, una familia de circo golpeada por la adversidad. Pablo, el padre, tiene un ACV y se queda ciego. Pero esa familia le quita todo dramatismo a lo ocurrido y siguen adelante con sus actuaciones. Tierna visión de un grupo que ama lo que hace.
Lo primero es la familia Parece una jugada cruel del destino. Cada verano, en la localidad de Aguas Verdes, se presentan Los Magote, una familia de artistas de circo. Todos los elementos típicos del circo están -el presentador, los payasos, los malabaristas- pero no hay carpa. Es como si esa estructura se hubiera hecho invisible a los ojos para sólo contener lo importante: el espectáculo. La ironía pasa porque hace unos años el factótum de Los Magote, Pablo, sufrió un ACV y quedó ciego: de ahí que el grupo -la familia- tuviera que reestructurarse, reorganizarse, y así también el espectáculo que se brinda en esa carpa imaginaria. Ese proceso de reaprendizaje individual y grupal es el que aborda La carpa invisible: familia de circo, el documental de Juan Imassi. Con un aspecto visual “sucio”, que apela a desenfoques y repentinas pantallas en negro para fortalecer el punto de vista de su protagonista, el director intenta avanzar sobre Pablo, pero también sobre la payasa Margarita y los hijos de la pareja. Si bien el accidente que llevó a perder la vista al líder del grupo es central, el documental no abusa del sensacionalismo ni tampoco del mensaje aleccionador bienpensante de la autosuperación. De hecho, los hijos reconocerán a cámara que si algo cambió en estos años con la ceguera del padre, es que ya no le tienen tanto respeto a su autoridad como antes. Al igual que en el propio show de Los Magote, no hay indulgencia con la dolencia de su protagonista. Si la vida es aprendizaje -parece decir el director-, la ceguera es tan sólo un escollo más que se debe salvar de alguna manera. La contención familiar y la creatividad son formas refundantes que este grupo circense halló, y que la película registra. Así como Imassi encuentra una forma original, fragmentaria y poco convencional de abordar este tema (su documental salta en el tiempo, no sigue un orden temático ni cronológico), algunos recursos parecen repetirse bastante y alguna idea -como la inclusión entera de Los libros de la buena memoria de Luis Alberto Spinetta, a quien le dedica la película- un tanto caprichosa. De todos modos La carpa invisible: familia de circo es un documental muy concentrado en lo que quiere contar: la historia de una familia -antes que la ceguera de su personaje principal- dedicada a un arte singular y con historia, y su show para nada convencional: hay un humor algo incómodo, especialmente en el intercambio de la payasa Margarita con el público. Y en ese sentido no sólo logra el cometido de saciar la curiosidad del que mira, sino generar interés y ganas de viajar a Aguas Verdes para conocer a Los Magote.
Siempre resultan fascinantes las películas que abordan, directa o indirectamente el impar mundo circense. Los ejemplos son abundantes, y en los últimos tiempos varios pertenecen al cine argentino y son de carácter testimonial. Uno muy reciente fue Sólo para payasos, que focalizaba en esos inefables bufones de narices rojas y maquillajes coloridos. Que no faltan en esa interesante semblanza de Juan Imassi cuyo largo título, La carpa invisible, familia de circo, hace referencia a varias circunstancias. Además de mencionar a Los Magote, una verdadera y muy humilde estirpe de tramoyistas, la otra parte de ese rótulo, la carpa invisible, es una metáfora al respecto de la ceguera del padre, el líder de esa familia y de esa pequeña compañía cirquense. Reducida pero multiplicada, a través del intenso amor de todos sus integrantes entre sí y especialmente dirigida a Pablo, ese hombre que es capaz de conducir de manera sostenida esa troupe, a pesar de su condición de no vidente. Y de lo antes mencionado se hace cargo su mujer, a través de su alter ego la payasa Margarita, una singular humorista y madre de una prole numerosa y plenamente artística. Un momento clave del film es la reapertura de un cine en la comunidad balnearia Aguas Verdes, donde ellos desarrollan sus actividades. Sumando la música de Rodolfo Mederos y una página clásica de Spinetta, se trata de una experiencia audiovisual graciosa, emotiva y además –los planos en negro que cortan algunas escenas no son errores técnicos-, sensorial.