Miente que algo quedará Sobre cómo los medios periodísticos colaboraron con la última dictadura argentina a través de un caso testigo es el eje de La construcción del enemigo (2015), contundente documental de Gabi Jaime que retrata la historia de una niña víctima de crímenes militares que la opinión pública convierte en víctima de sus propios padres. Diciembre de 1977. Juan Alejandro Barry y Susana Mata mueren en Montevideo durante un operativo del llamado Plan Cóndor. La hija de ambos, Alejandrina, junto a otras niñas, es secuestrada por las fuerzas militares y pocos días después convertida en tapa de varios medios, primero de Uruguay, luego de Argentina. La noticia se enfocaba en como una hermosa niña rubia, de ojos claros, con rasgos europeos, había sido víctima de la violencia de sus padres, quienes habían elegido la lucha armada en lugar de protegerla. La película de Gabi Jaime se ubica en la actualidad para, a través de una investigación, analizar la construcción de una noticia que termina convirtiendo a las víctimas en victimarios. El hecho puntual involucra a la editorial Atlántida y a tres medios puntuales como las revistas Gente, Para ti y Somos, cómplices directos de la dictadura en el armado de una campaña informativa a favor de la misma.Campaña comandada por Constancio C. Vigil y un grupo de secuaces "periodistas" sin ningún tipo de escrúpulos. Si algo es inobjetable en La construcción del enemigo es el gran trabajo de investigación que se esconde atrás y como se pone en jaque a los grandes medios, manejados por intereses de todo tipo, menos con el de informar con la verdad. Sin dudas, más allá del objeto que origina el estudio, lo que cuenta puede trasladarse a cualquier época tanto en el presente como en el pasado. Y eso le da un valor extra. En la reciente Contra Paraguay (2014) Federico Sosa cuestionaba como los hechos históricos podían ser distorsionados y reinterpretados de acuerdos a los intereses de cada historiador, en La construcción del enemigo sucede algo parecido, con la diferencia de que no hay una interpretación diferente sobre un hecho, sino una mentira falaz.
MENTIRAS Y VICTIMAS A partir del testimonio de Alejandrina Barri, se desarma una estrategia de la dictadura militar y medios afines. Cuando tenía pocos años y era una hermosa nena rubia se la presento como una niña abandonada por padres asesinos que fueron abatidos por los militares. En la realidad, fue un operativo del plan Cóndor que mato a sus padres y desapareció a otros y transformo a la chiquita en un trofeo para conmover al público. Dirigida por Gabi Jaime un valioso testimonio.
Deformar conciencias El papel de algunos medios de comunicación durante la dictadura como vehículos para demonizar o estigmatizar a los sectores que luchaban contra la opresión del régimen dictatorial es uno de los capítulos más oscuros en la historia de la comunicación argentina. La historia de Alejandrina Barry trae para aquellos memoriosos el recuerdo de una orquestada operación mediática para justificar los actos más atroces cometidos contra lo que se llamó eufemísticamente subversión. En La construcción del enemigo (2015) de Gabi Jaime, la premisa procura contar la otra historia que los medios de la época callaron y que tiene relación directa con la protagonista Alejandrina, nacida en cautiverio y a quien le asesinaron a sus padres, señalados por las páginas de editorial Atlántida como terroristas y abandónicos. Lo interesante del enfoque, más allá de la anécdota de la propia Alejandrina y su constante búsqueda de retazos de su historia en plena construcción de su identidad, alejada de aquella pequeña que aparecía en las revistas como abandonada y rescatada por sus abuelos, se enfoca desde varios puntos de análisis, el más profundo desde el rol de revisas muy leídas en la época como Gente o Siete Días, para instalar, desde lo discursivo, otra realidad y generar así en la opinión pública una mayor predisposición a las políticas y al régimen de facto, elemento central del plan Cóndor. Seguramente no aparecen voces del otro lado del mostrador, como por ejemplo la del periodista Chiche Gelblung o de algunos miembros de la familia Vigil, vinculados a Editorial Atlántida, por no quedar tan bien parados ante una incontrastable parte de la historia que recién ahora tiene espacio para conocerse.
En 1977, como parte del Plan Cóndor -la coordinación entre dictaduras de la región- los militares uruguayos mataron en Montevideo a los militantes argentinos Juan Alejandro Barry y su esposa Susana Mata. En el mismo operativo secuestraron a cinco niñas, entre ellas su hija Alejandrina. Este documental muestra, visitando hemerotecas y archivos, cómo la prensa uruguaya y las revistas de circulación masiva de la editorial Atlántida en Argentina hicieron largos reportajes con esa niña rubia de tres años a la que presentaron como abandonada por sus padres terroristas, que se habían suicidado sin importarles la niña. Una reconstrucción, entonces, de una de esas tantas terribles historias que le ponen nombre propio a la represión de los setenta.
Gabriela Jaime cuenta que estaba en otro proyecto cuando accidentalmente dio con la historia de Alejandrina Barry, hija de Juan Alejandro y Susana, reconocidos militantes que fueron asesinados en un enfrentamiento producido en diciembre del 77 contra la fuerza entonces gobernante. Ella (Alejandrina) fue no sólo secuestrada, como sucedía con los niños de los militantes montoneros, sino que además, fue utilizada su historia, adulterada, y deliberadamente mentirosa, por una editorial local (Atlántida) que colaboró con esa estrategia de descrédito a través de la publicación en varias de sus revistas locales (Gente, Para Tí, magazines que vendían muchísimo en esa época). Contaron que sus padres, terroristas, habían la habían abandonado. A todo periodista, le cuesta, "La construcción...". Esa vieja leyenda que dice que hay libertad de empresa y no de prensa, retumba en nuestras sienes cuando comienza a proyectarse este documental. Y más que eso, cuando la prensa opera en conjunto con las fuerzas militares (o gobernantes, en la actualidad donde no hay fuerzas armadas en el poder), para socavar la verdad y persuadir a la opinión pública de algo que no es, la cuestión indigna. Pero no son (y no es mi intención justificar) cuestiones modificables. Son. Se puede denunciarlas, intentar esclarecerlas, rebatirlas. Pero existen. Poseen una fuerza tremenda. El cuarto poder, usado en las manos equivocadas, asusta. El documental de Jaime tiene dos aristas importantes. Por un lado se ocupa de reconstruir el hecho objetivo de enmarcar aquel enfrentamiento donde fueron secuestrados en Uruguay diez militantes y 5 niñas en un operativo conjunto del proceso a ámbos lados del Río de la Plata. Los detenidos tuvieron distinto y dispar destino. Algunos fueron enviados a la ESMA, otros tuvieron distinta suerte. Hay testimonios que reconstruyen cómo fue ese evento y sus consecuencias, dentro del marco político de su tiempo. Aunque lo más interesante del trabajo de la directora, es la búsqueda y exhibición de material gráfico y audiovisual de momentos donde el periodismo y la dictadura, trabajaban cuerpo a cuerpo en la construcción de una historia oscura, que no tenía nada que ver con la realidad que nuestra sociedad atravesaba. Ciertamente, una trama que tenía aristas peligrosas, donde una editorial (entre otras porque no ha sido la única, por cierto) aportaba herramientas para llevar adelante las estrategias tramadas por las conducciones de las AP (Acción Psicológica) de las FFAA, organismos dedicados al control de la información a la que accedía el pueblo, en esos años. "La construcción del enemigo" muestra como se puede desacreditar y destruir la memoria, con pocos elementos. Reflexiona sobre la responsabilidad del periodismo en tiempos adversos a la democracia y rescata la figura de una mujer (Alejandrina) quien lucha por hacer conocer su historia, como medio para tomar conciencia del poderoso valor de la palabra, cuando está unida a la verdad. Desde esta semana, a tenerlo en cuenta y como siempre, en el Espacio INCAA Gaumont de Congreso.
EL RELATO FRAGMENTADO La construcción del enemigo es un documental que tiene en cada una de sus premisas un punto inobjetable sobre cómo la última dictadura cívico-militar construyó un relato para legitimar su accionar violento a través del terrorismo de estado. Quizá, más allá de lo inobjetable, el problema de este análisis radica no en la fuerza de sus argumentos, sino en que se encuentran dispersos y a menudo el foco se pierde para presentar una nueva premisa que no termina de desarrollarse. Para decirlo de otro modo: el hecho de que sean inobjetables no hace a que el desarrollo en el documental sea homogéneo, sino que se terminan vinculando distintas cuestiones llevándolo a resultar fragmentario y confuso sin algo de contexto por fuera del film. El puntapié del film es el caso de Alejandrina, una niña cuyos padres fueron secuestrados durante la dictadura en un operativo conjunto con las fuerzas uruguayas en 1977 y cómo esto es redescubierto por la mujer que es hoy desde los medios de la época, en particular los diarios uruguayos que dieron la primicia y los medios nacionales, que hicieron un producción desde revistas que manipulaban la opinión pública o, más bien, se dedicaron a construir el relato necesario para legitimar el accionar de las fuerzas armadas. En este sentido, el foco esta puesto sobre los medios de Editorial Atlántida, que bajo la dirección de Aníbal Vigil se encargó de bajar línea con producciones ampulosas, algo que no es un misterio, en particular para quienes hayan transitado la carrera de periodismo. El principal problema del documental radica en todo lo que va más allá de este caso, que funciona como una sinécdoque de cómo se utilizaron los medios durante la dictadura, resulta poco consistente. La segunda parte es fragmentaria y tiene la intención de reafirmar esto, al mismo tiempo que plantea tanto desde lo visual como desde sus enunciados que existe una continuidad del aparato de inteligencia a través del Proyecto X (su mención al pasar no es casual) o las figuras de los medios que se desempeñaron en ese momento, que continúan en funciones sin hacer una autocrítica (lo de Samuel “Chiche” Gelblung mencionado al pasar tampoco es casual). La ambigüedad de utilizar el montaje paralelo para sostener el relato del secuestro de los padres de Alejandra junto a imágenes navideñas y una banda militar tocando música dice algo muy claro sobre lo que no vuelve el documental: la continuidad entre las Fuerzas Armadas de ese entonces y las de ahora –aún si es para hacerlo de forma complementaria o por contraste, algo que no queda claro-. El problema es que esto que plantea no tiene ni por asomo el trabajo exhaustivo que tiene sobre la cobertura y el análisis de medios del caso de Alejandra. En definitiva, La construcción del enemigo tiene una primera parte que construye un análisis exhaustivo desde lo visual que, desde su perspectiva didáctica, resulta fresco y esclarecedor, en particular sobre lo que representa la fotografía y el copete informativo en una noticia para generar un relato homogéneo que se sostenga en una línea editorial. Sin embargo no hay en otros planteos la misma solidez y el film termina resultando disperso más allá de sus (buenas) intenciones.