Anexo de crítica: Solamente una persona con la sensibilidad e inteligencia de Herzog puede reflexionar o preguntarse por los sueños del hombre primitivo a partir de los rastros y las huellas artísticas descubiertas en el interior de la cueva en lugar de reducirlo a un eslabón de la evolución humana. En ese recorrido majestuoso donde el espacio está atravesado por estalactitas y puntos que brillan como si fuesen diamantes el público tiene acceso como testigo privilegiado a un lugar restringido con la voz guía de un afilado Herzog que fuera de la caverna patenta su gran capacidad para preguntar e incluso atreverse a la ironía al detectar la pedantería o arrogancia del discurso científico que en ese fragmento de conjeturas también persigue la búsqueda de la verdad. Sin embargo, la pregunta por esa verdad absoluta que pueda determinar cómo era aquel hombre del paleolítico; cómo pensaba; cómo se relacionaba con la naturaleza termina igual de encapsulada en otra pregunta más trascendente y profunda: por qué tuvo necesidad de comunicar su tiempo, de trascender más allá de su finitud y su mortalidad. La respuesta descansa en el silencio de los tiempos.- Pablo Arahuete (10 puntos)