Cuando la vida ya no tiene sentido
“La Desaparición” (Pororoca, 2017) es una película dramática coproducida entre Rumania y Francia. Está dirigida y escrita por Constantin Popescu. El reparto incluye a Bogdan Dumitrache, Iulia Lumânare, Constantin Dogioiu, Stefan Raus y Adela Marghidan. Fue presentada en la 65 edición del Festival de San Sebastián, donde Dumitrache ganó la Concha de Plata al Mejor Actor.
Cristina (Iulia Lumânare) y Tudor (Bogdan Dumitrache) son una pareja que vive en un apartamento de Bucarest con sus dos hijos: Ilie (Stefan Raus), de siete años, y María (Adela Marghidan), de cinco. Un domingo soleado a la mañana Tudor y los niños deciden pasar el día en la plaza. Inexplicablemente, María desaparece. Desde ese momento la dinámica familiar cambiará para siempre.
El título original del filme hace referencia a la enorme ola del Amazonas, ese fenómeno que dos veces al año produce un ruido ensordecedor media hora antes de ocurrir. ¿Qué tiene que ver esto con la película? Constituye una gran metáfora. Durante sus dos horas y media, Constantin Popescu nos muestra cómo a partir de una situación inesperada, un hombre va cayendo en la monotonía, depresión y necesidad de encontrar una respuesta lógica. La culpa, compuesta a partir de extensos silencios y escenas de la vida cotidiana, se cuece a fuego lento para desembocar en ese “gran estruendo”: un desenlace de lo más violento en el que más de uno se querrá tapar los ojos.
La temática de esta cinta ya fue tratada en varias producciones, sin embargo aquí el foco no está puesto en la labor detectivesca por hallar al culpable sino que se busca hacer un análisis de cómo, con el paso de los días que se convierten en semanas y semanas que se vuelven meses, el protagonista se vuelve una persona irreconocible, tanto en su aspecto como en su accionar.
Esto da paso a una advertencia: Pororoca no es una película que se le pueda recomendar a cualquiera y si se va con ganas de que las cosas queden resueltas, el final dará bronca porque deja algún que otro cabo suelto en el que el espectador debe sacar su propia conclusión. Aunque su inicio y desenlace sean muy potentes, todo lo demás (aunque es necesario para el desarrollo del protagonista), inevitablemente se vuelve aburridísimo, en especial cuando la mujer y el nene no están más en pantalla.
Cada escena dura muchísimo más tiempo del que estamos acostumbrados (una llega a los 18 minutos sin cortes), se utiliza la cámara fija y los planos abiertos, que dan paso a querer descubrir qué detalle estamos pasando por alto. Las imágenes del parque en el que se da la desaparición de María logran transmitir a la perfección la desesperación de Tudor; el escenario es tan inmenso, con cientos de árboles, arbustos y hasta un profundo lago, que tanto al padre como al espectador le pasan por la cabeza múltiples hipótesis de lo que puede haber sucedido, teniendo en cuenta también los dichos de otros niños que jugaban allí ese mismo día así como lo que ocurrió antes en la casa de Tudor.
“Pororoca” es de un arduo visionado, ya sea por el tedio que produce al plasmar los días casi idénticos de su protagonista o porque las diferentes pistas que nos hacen sospechar no conducen a nada. A pesar de ello, las críticas al sistema policial así como el derrumbe familiar y personal ante la pérdida están muy bien reflejadas, en su mayor parte gracias a la buena interpretación de Bogdan Dumitrache.