La película rumana que estuvo en competencia en el Festival de San Sebastián trata sobre un padre que pierde a su niña de cinco años en los juegos infantiles de un parque. El angustiante e intenso filme se centra en las consecuencias personales y en la complicada investigación del hecho.
Nadie sabe bien cuál es pero es evidente que los rumanos tienen una fórmula secreta para hacer cine. Se puede intentar replicarla pero siempre se sentirá como una imitación. Uno puede hacer una lista tipo “ayuda memoria” de sus características más reconocibles, pero nunca le saldrá de esa manera. Habrá algo en el aire, quién sabe, que hace que el cine de ese país tenga esa calidad tan particular. Una que, al menos para mí, torna a casi todas las películas de ese origen de la última década o más en algo como mínimo recomendable. Y, en algunos casos, cercano a lo extraordinario.
LA DESAPARICION, dirigida por Constantin Popescu, se centra en una pareja con dos hijos que lleva una vida en apariencia muy feliz y tranquila en Bucarest, la que se interrumpe bruscamente cuando en un parque de la ciudad su hija de cinco años desaparece cuando está con su padre en los juegos infantiles. Con 150 minutos de duración, la película se toma su tiempo para mostrar la vida de los protagonistas hasta llegar a ese momento clave y dramático que, también, es contado casi en tiempo real. De allí en adelante la película será una historia de disoluciones, tanto matrimonial como personal, ya que el padre entra en una espiral irrefrenable que va de la impotencia a algo parecido a la locura, mientras a su manera trata de encontrar a su hija.
Siendo rumana, obviamente, la película no pondrá el eje en una trama detectivesca sino que se enredará en burocracias imposibles y discusiones legales que derivarán en que el personaje empiece a pensar que no le queda otra que volverse él mismo el perseguidor, algo que el filme cuenta de manera puramente visual. Si bien uno puede encontrar algunos atisbos de fórmula en la película (al menos en relación al sistema narrativo usual en los rumanos) y su final tiene aristas un tanto discutibles, LA DESAPARICION es de esas películas que se meten bajo la piel e incomodan, poniendo al espectador a enfrentarse a algunos miedos difíciles de manejar, pasando de la identificación a la distancia con el cada vez más desesperado y desesperante protagonista.