Nuevo y contundente ejemplo de ese cine de gran calidad que viene de Rumania y por algún milagro llega regularmente a estrenarse aquí, La desaparición es una película dura. Basta con enunciar su argumento: un padre pierde a su hija en un parque. Lo notable es que Popescu es capaz de contar, de mostrar, de hacer de esa desolación una materia cinematográfica. Durante más de dos horas que te mantienen en vilo y en absoluto silencio. Habla un lenguaje de largos planos secuencia, con cámara fija, que luego se dedicará a seguir a su protagonista, el padre, a medida que va quedando como protagonista excluyente y personaje en transformación: el efecto degradante del dolor, un proceso sin cura ni marcha atrás. Popescu parte de un retrato de familia en estado de felicidad plena para llegar a ese hueso, mientras los diálogos se van perdiendo, como el rastro de lo inexplicable. Crónica del desamparo humano, La Desaparición es una experiencia tan devastadora como admirable, si te gusta el buen cine.