Creencias, leve intriga y una actriz estupenda
Más que prometida, como dice el título, la futura esposa de esta película está comprometida, con su religión y su madre, antes que con su futuro esposo, si es que se casa. En otros lados, el título es "Llenar el vacío". Que es el compromiso impuesto a la pobre chica. Su hermana mayor ha muerto, dejando un viudo y un chiquito recién nacido. Para evitar que estos pobres se alejen en busca de un nuevo nido, la mater familias impulsa un nuevo casamiento: el viudo con su cuñada. Así seguirá habiendo un hombre en la familia, y el nietito permanecerá con su abuela y sus tías.
Cosas semejantes ocurrían, y quizá todavía ocurran, en las aldeas más apartadas de algunos países perdidos. Pero en este caso sucede en plena Tel Aviv, entre gente de clase media. Se explica: todos son judíos ortodoxos, jaredíes, como se dice, ajenos al mundo exterior, absortos en sus creencias, cumplidores sin objeciones de antiguas normas. Una de esas normas es que los mayores deciden con quién se casa la hija, o el hijo. La persona afectada puede hacer algunas objeciones, eso sí.
Y por ahí va la leve intriga de este drama. ¿Ella aceptará la imposición materna, o insistirá en que le presenten el candidato que tiempo atrás le habían mostrado de lejos, más joven y sin niño? ¿O surgirá de a poco un acercamiento afectivo entre los cuñados, como puede ocurrir en cualquier lugar del mundo en circunstancias similares? ¿O seguiremos toda la película las indecisiones de la criatura, llevada al obediente sacrificio de su primera ilusión y el temor a una intimidad para la cual todavía no está preparada?
La gordita Rama Burshtein, neoyorquina conversa que vive allí atendiendo marido y cuatro hijos, hace filmaciones sólo para las mujeres de su colectividad. Los varones ortodoxos hacen filmaciones para los hombres de su colectividad. Así son las cosas. Pero ésta es una película de equipo mixto hecha para los heterodoxos de cualquier lado. La primera, y hasta ahora la única. Está aprobada por su rabino, lo que garantiza la verosimilitud de todo lo que vemos: conflicto, costumbres, ceremonias, vida cotidiana. Pero también garantiza la limitación argumental, la representación controlada, la exposición aséptica. Pasada la curiosidad inicial, buena parte del público puede aburrirse con absoluto derecho. Otra, acostumbrada al minimalismo, a las pequeñas sugerencias y las dramatizaciones contenidas, la apreciará un poco más. Como sea, todos coincidirán en aplaudir la labor de Hadas Yaron, ganadora de la Copa Volpi del Festival de Venecia a la mejor actriz debutante. Venía actuando desde niña, pero este rol protagónico le trajo reconocimiento internacional. Su siguiente película es una producción canadiense, "Felix et Meira", donde también hace de esposa ortodoxa. Pero adúltera. Para colmo con un "goi". Parece interesante.