Danzar la vida, exorcizar la vida
En este documental de obsevación que se sostiene por dos instancias del ritual Zikr, propio de los Sufíes Musulmanes, el director Martín Solá reconstruye el camino de la memoria a partir de los recuerdos del protagonista Abubakar y su retrato familiar anclado a un pasado trágico que va desde las deportaciones, la guerra, la muerte y el contexto más reciente de la situación de Chechenia mientras el camino de la resistencia se dibuja y desdibuja en un trance propio de esa danza ritual.
La distancia de la cámara y su expresa decisión de no intervención surge como un elemento o recurso narrativo donde las imágenes hablan por sí solas en los grandes intervalos en que la voz en off o en on de los protagonistas no recrea ese pasado fantasmagórico y cruel que han padecido.
Tampoco Solá deja de lado el tiempo interno del relato, donde la preponderancia de los sonidos, los mantras y el movimiento de los cuerpos orgánico pero constante, inundan la pantalla y sumergen al espectador en esa experiencia intransferible pero apta si los sentidos se amplían y se supera simplemente el valor de la imagen.
El fragmento de rostros en el silencio de las palabras también habla a las claras de las intenciones estéticas del documentalista por lo cual su propuesta en términos audiovisuales resulta atractiva a pesar de la extensa duración de ciertas secuencias rituales en contraste con los escuetos testimonios.