Una comedia con delirios, toques melancólicos, observaciones punzantes sobre la sociedad francesa, toques románticos y dramáticos. Los guionistas y directores son Oliver Nakache y Eric Toledano, creadores de la recordada “Amigos intocables”. Ellos señalan como fuente de inspiración desde experiencias personales como meseros en sus comienzos, algunos films de Claude Sautet y el ultimo episodio de “Relatos salvajes” de Damian Szifron. Contaron para este film coral, un protagonista excepcional: Jean Pierre Bacri, que colaboró sin figurar en el guión (recordemos que junto a Agnes Jaoui es el creador de “El gusto de los otros”). El es Max un hombre que durante muchos años se ha dedicado a la organización de fiestas. En este caso el film transcurre en parte de día y toda la noche de una boda en un suntuoso castillo. Las situaciones se complican: el tiene una amante que decidió darle un ultimátum y finge tener un idilio con un mozo. Mientras el trata de ponerse en contacto con su esposa. En el grupo de cocineros y mozos esta toda la variedad, desde los contratados por lástima y sin experiencia, los indocumentados, los que sueñan con otro destino. No falta el fotógrafo mas interesado en la comida que en su trabajo, el cantante que se cree un divo, la segunda en la organización que se deja llevar por su mal temperamento y la máxima del jefe: “tenemos que adaptarnos”. Entre comida descompuesta, mozos enfermos, un viaje a buscar alimentos de reemplazo, un novio demasiado creativo que hasta vuela hasta sobrellevar un corte de luz. Pero por sobre todos estos acontecimientos sobrevuela una mirada crítica hacia los franceses, el método de pasantes, los ilegales, las pequeñas trampas, los prejuicios, el racismo, la hoguera de vanidades, la sensación de fracaso, la soledad y más de una esperanza. Junto a Bacri un grupo de muy buenos actores. Un film con un ritmo que no decae pero que da momentos de reflexión, tristezas varias y hasta un toque de compasión para sus criaturas.