Regresan Oliver Nakache y Eric Toledano, responsables del gran suceso de "Amigos Intocables" (que estos momentos se está re versionando en Hollywood bajo el nombre de "The Upside" con Bryan Cranston y Kevin Hart) con otro producto de su factoría, más relajado y acorde a la meseta creativa donde se encuentran.
Porque "C'est la vie" (debemos decirlo) no tiene tanto vuelo como su mayor hit ni tampoco se le acerca a "Samba" (del 2014). Pero si hay que reconocerle que ofrece un paso de comedia previsible, simpático y colorido, dentro de una clase social gala próspera y potente, que se permite cierto margen de extravagancias controladas y permitidas.
Aquí la trama ubica al popular Jean-Pierre Bacri como Max, un wedding planner de rodaje que enfrenta un interesante desafío profesional, un cliente se casará prontamente y quiere que la fiesta sea de primer nivel. Y sus aspiraciones son muy personales.
El quiere sólo "lo mejor de lo mejor". Para eso, elegirá una locación impactante: nada menos que un castillo del siglo XVII, que deberá ser el escenario de una fiesta de lujo extremo con todas las de la ley.
Pero claro, el personal con el que cuenta Max no es de lo más selecto, y esto se verá claramente cuando el equipo comience el armado de la fiesta. El DJ, la asistente, el fotógrafo, y muchos más comenzarán a complicarle la vida desde el mismo momento del lanzamiento de la propuesta.
Habrá sí romance, reposicionamientos, errores graves en la coordinación del evento y por sobre todo, mucho nervio en Max (que tiene sus temas amorosos en "stand by" y le pueden estallar en cualquier momento), quien verá como la parejita que se casa también aportará a la confusión, generando situaciones locas y promoviendo diálogos reveladores, para los distintos niveles de vinculación entre la gente.
Imaginense una ampliación (en tiempo) de lo que era el último episodio de "Relatos Salvajes", bajen un cambio y tendrán una idea primaria de cómo funciona "La fiesta de la vida". En lo personal, me pareció un producto correcto, con actuaciones un poco subrayadas (Eye Haidara, sin ir más lejos) y un guión sin demasiadas sorpresas.
No es "La fiesta inolvidable", pero intenta aportar algo de locura dentro de un envase convencional. Es una comedia donde el punto más alto es el carisma de Bacri, un actor que sigue mostrando su capacidad en todos los géneros que transita. "La fiesta de la vida" aporta un recorte simpático si buscás sonrisas y salir de los estereotipos de comedias americanas.