Luego de conquistar al público argentino con sus anteriores films (Bucarest 12:08; Policía, Adjetivo; Cae la Noche en Bucarest; El Tesoro) llega este nuevo opus de Porumboiu en el que nos propone un cambio de registro.
Una historia pergeñada en formato de cine noir con detectives, policías que juegan a dos puntas, lavado de dinero; sospechosos que no lo son tanto; la bella infaltable que se constituye en el objeto de deseo de unos y otros; y un nuevo lenguaje que se erige como el vehículo de avance del relato: El silbido.
Tal vez el título original The Whistlers hubiera resultado más apropiado que el de la Gomera, que alude al lugar geográfico en el que transcurre gran parte de la acción.
La historia es muy dinámica, con reminiscencias a los films de los Coen de “Simplemente Sangre” o “De Paseo a la Muerte” y es construida desde los distintos puntos de vista de cada uno de los personajes que dan título a los respectivos segmentos temáticos.
La utilización de la música y el sonido es otro de los grandes hallazgos de La Gomera; que incluye desde Iggy Pop a los clásicos.
El director se permite también homenajear a John Ford que es revisitado en una secuencia de “The Searchers” que transcurre en un cine y donde el sonido de los somorgujos remeda a los silbidos de la acción que nos ocupa y también a Hitchcock en “Piscosis” con bañera y cuchillo incluidos.
Los encuadres finalmente, de gran virtuosismo, realzan el bello paisaje de las islas Canarias, destacándose la buena fotografía de Tudor Mircea.
Las actuaciones son muy ajustadas, conformando un atractivo puzzle de estilos interpretativos con actores rumanos y españoles.
Luego de este saludable cambio de registro, sería deseable que Porumboiu reincida en un futuro con nuevas y atractivas historias de este tenor.
POR QUE SI:
«Los encuadres finalmente, de gran virtuosismo, realzan el bello paisaje de las islas Canarias, destacándose la buena fotografía de Tudor Mircea»