La gomera es la primera película claramente de género de Corneliu Porumboiu. Esto es una novedad en una filmografía que conocimos con esa obra maestra de mala leche y desencanto que fue Bucarest 21:08 (2006). Aquel fue un primer largometraje donde ya estaba presente el humor seco, el estilo ascético y la visión ácida y oscura, y que lo colocó, junto a Cristi Puiu (La noche del señor Lazarescu) y Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas, 2 días), como uno de los responsables de la Nueva Ola Rumana que entusiasmó a mediados de la primera década del milenio. Y si bien había algunos elementos de cine policial en Policía adjetivo (2009) o El tesoro (2015), aquí Porumboiu se juega entero por el género en su vertiente negra, es decir, por el film noir.
Es también su película más cara e internacional, filmada principalmente entre Rumania y la isla Canaria de La Gomera, hablada en rumano, inglés y español. Hablada y silbada, porque un elemento original que se introduce es la presencia del Silbo Canario, una forma de comunicación propia de la isla que consiste en dar silbidos que corresponden a vocales y consonantes, que solo unos pocos pueden decodificar y que, para quien no sabe de esta manera de comunicarse, puede pasar como el canto de un pájaro y, por ende, inadvertido. Cristi, un policía rumano corrupto, que juega a dos puntas entre la policía y un líder mafioso español, viaja (o lo hacen viajar) a la isla para aprender el Silbo. Gilda, una bella mujer miembro de la banda, será su instructora. La idea es utilizar este código para a sacar de la cárcel a Zsolt, uno de los cómplices de un gran golpe, que es el único que sabe dónde se oculta el botín. Claro que las lealtades de Cristi, si es que existen, no están de un solo lado.
Ahí dicen presentes los elementos característicos del Film Noir: el protagonista desencantado y perdedor, la corrupción del sistema, la ambigüedad moral, el cinismo, una Femme Fatale adecuadamente llamada Gilda que además es víctima de las circunstancias, el romance prohibido/condenado y la sensación de inminente fatalidad. Porumboiu se toma el género en serio pero no tanto a la propia película. Toma esos elementos característicos y también juega un poco con ellos, e introduce algunos de sus rasgos habituales: el humor asordinado y situaciones absurdas a las que los protagonistas se entregan con completa naturalidad. Y está el Silbo, elemento bizarro y genial, que actúa como McGuffin haciendo avanzar la trama y a la vez dándole un toque de extrañeza, exotismo y misterio. El relato va y viene entre el presente y una serie de flashbacks generalmente disparados por una frase o una palabra para clarificar, poner en contexto lo que está pasando y ver las motivaciones de los personajes.
Película para cinéfilos, contiene unas cuantas citas. Desde films que los protagonistas efectivamente están viendo a escenas que refieren a clásicos reconocidos, como la escena de la ducha de Psicosis, en forma de guiños juguetones. Y hay también referencias a la propia obra de Porumboiu. El recurso del botín oculto ya estaba presente en El tesoro, pero el referente aquí es Policía adjetivo donde ya se lidiaba con la corrupción policial y también con la criminalización absurda de la marihuana, aquí en el pasado criminal de uno de los personajes. La cita se hace explícita en el idéntico nombre de los protagonistas (Cristi), como si aquel policía más joven e idealista hubiera devenido en este escéptico y corrompido. Quizás la elección de Vlad Ivanov, que en aquella ocasión hacía del Jefe burócrata, también tenga que ver con esto. El Cristi de Ivanov es un perdedor descreído como el Noir manda, pero es un tipo gris que carece de todo carisma, su cinismo es funcional y nada filosófico, no se puede decir que sea un duro, habla poco y lo suyo no son las frases inspiradas.
Si los films previos de Porumboiu se caracterizaban por una puesta minimalista, sencilla pero efectiva, con frecuentes planos secuencia y tomas fijas, aquí hay un despliegue más profuso de recursos, lo cual tampoco quiere decir que se haya vuelto exuberante ya que la sobriedad de la mano de un sentido del humor cáustico siguen siendo de la partida. Porumboiu parece estar muy cómodo moviéndose en los márgenes del género y a la vez sigue siendo fiel a sí mismo.
LA GOMERA
La Gomera / The Whistlers. Rumania/Francia/Alemania/Suecia. 2019
Dirección: Corneliu Porumboiu. Intérpretes: Vlad Ivanov, Catrinel Marlon, Rodica Lazar, Sabin Tambrea, Agustí Villaronga, István Teglas, Cristóbal Pinto, Antonio Buil, George Pistereanu. Guión: Corneliu Porumboiu. Fotografía: Tudor Mircea. Montaje: Roxana Szel. Diseño de Producción: Simona Paduretu. Producción: Patricia Poienaru, Marcela Ursu. Distribuye: Zeta films. Duración: 97 minutos.