Filme tan necesario como urgente, en el cual se pone de manifiesto en forma demasiado explicita la voracidad del capitalismo actual
El punto es que la necesidad y urgencia del mismo no va de la mano de la realización, la producción termina por ser un cúmulo de buenas intenciones, no siempre bien resueltas, es clara la intención del directos pero, por repetición y abundancia de un mismo lema, este se agota y agota al espectador, como si hubiese un estancamiento en el desarrollo del conflicto.
Pues por un lado está la lucha de los sindicalistas, pero por otro, de manera subyacente y demasiada implícita, la transformación que se produce en el protagonista.
Comenzando a aclarar antes que oscurezca, otra vez mas, y van….ya se perdió la cuenta, los responsables vernáculos de este estreno han decidido cambiar el titulo original “En Guerre” por “La guerra silenciosa”.
La cuestión es que esta modificación se da de bruces con el texto fílmico, en el que todos los personajes de comunican a los gritos, uno de los pecados en los que de manera recurrente cae la cinta. En donde la lucha de los obreros perjudicados por la avaricia de la patronal, son de todo, menos silenciosos.
Entre ellos el más fervoroso es Laurent Amedeo (Vincent Lindon), en el confía Sthépane Brizé y en él recae el mayor peso del filme y de la historia. No es la primera colaboración entre ambos, “Algunas horas de primavera” (2012), “Un affaire de amor” (2009) como ejemplo de dos experiencias anteriores, ambas excelentes películas.
En esta última colaboración el director ha decidido cambiar su estilo, cámara en mano, siempre a distancia prudencial del personaje, como para no teñirla de intimista, luz natural en la mayor parte del metraje y el trabajo de sonido directo, todo da la sensación de estar frente a una especie de documental.
Para que esto se sostenga, la actuación de su actor fetiche es imprescindible, pero entre la redundancia del guión, la poca información que entrega del personaje y el final casi inverosímil, incluyendo un giro estético no justificado, embarga las bondades del filme.
Filme necesario, casi de visión obligatoria a pesar de sus defectos, sobre todo por los dirigentes sindicales de estas playas, mal que les pese la comparación.