El director de cine, productor, guionista y actor francés Stéphane Brizé, va mezclando el documental, con pinceladas del noticiero, para observar las movilizaciones de los trabajadores, las protestas en las calles y la actuación de los medios. Está el compromiso frente a la amenaza del despido, el desempleo y la lucha, sin rendirse jamás, ante el capitalismo infame, frente a la mentira, la represión y el hambre.
Para evitar el cierre, los trabajadores guiados por el sindicalista Laurent Amédéo (Vincent Lindon, en una estupenda interpretación mucho dice desde lo físico, a través de su mirada, su silencio y críticas) desistieron a sus tareas y encerraron la fábrica. De esta manera empieza una lucha laboral, el derecho a huelga y el dolor.
La cámara sigue a estos trabajadores de distintas edades, como aquellos de 50 años de edad que quieren que los escuchen, pero tambien están los enfrentamientos con la policía, con momentos que se salen de control, donde va creciendo la ira, la agresión, como las frustraciones y desilusiones. Contiene buen ritmo, es dinámica, con canciones sentidas, buenas actuaciones, una cámara que refleja cada uno de los acontecimientos, una acción grandiosa, le da un buen toque el uso de cámara en mano, pero nos enfrentamos a un final impactante. En ciertos momentos uno encuentra cierta similitud al cine Laurent Cantet y el de Stéphane Brizé, como “Recursos Humanos” y “Entre los Muros”.