ANDANZAS DE UN RATERO
El dinero es todo para Simón, un nene de 12 años, que vive en una casita modesta con su hermana mayor. Roba para tener plata. Y la necesita porque todo tiene que comprarlo: comida, amigos, pero sobre todo afecto y consideración. El dinero es su medio y su fin. Los dos viven en una casucha al pie de un centro de invierno en los Alpes suizos. Son huérfanos. No tienen planes. Ella callejea y él le roba a los turistas. Compró un pase en la montaña y se mete en los vestuarios. Un ayudante de cocina lo descubre, pero en lugar de reprenderlo, se suma al negocio. No hay salida para Simón ni para su hermana. Ella va y viene, rapiña como Simón un poco de afecto. Son dos desamparados que exponen sus carencias en un centro de lujo donde todo sobra. Historia desnuda, callada, austera, pero lánguida, previsible y aburridona. Es honesta pero impostada, sin vuelo, con una historia muy chica y personajes sin matices ni hondura. No está mal, pero no aporta nada nuevo. Es la crónica de dos seres que se aferran al dinero porque es lo único que los mantiene unidos. La escena final cierra la fábula moral. Fin de temporada: ella sube en el cable carril y Simón baja. Los dos van encerrados. No hay salidas ni la chance de un reencuentro para estos dos seres que viajan sin destino.