Ladrón de esquís.
Además de ganar el Oso de Plata en el Festival de Berlín, el segundo largometraje de Ursula Meier fue casi nominado al Oscar, ya que estuvo entre los nueve finalistas para formar parte de los cinco competidores por el premio al mejor filme extranjero otorgado por la Academia de Hollywood.
Es que la cineasta suiza ha construido otro film de notable calidad dramática, similar a su ópera prima Home, donde abordaba una crisis familiar a partir de un agente externo amenazante. Ahora nuevamente analiza los vínculos consanguíneos aunque esta vez el peligro es interno. El eje del relato es una familia diezmada que se reduce a Louise (Léa Seydoux), la hermana mayor, y el hermano preadolescente Simon (Kacey Mottet Klein). El vínculo es por demás disfuncional: ella se encuentra perdida y confundida, vagando sin rumbo fijo, por lo que continuamente se expone a situaciones que la degradan. Simon, por su parte, arrastra la responsabilidad de solventar los gastos del hogar...