Así comienza la historia: El "Che" antes del "Che" El realizador argentino afincado en México Jorge Denti, retrata en el documental La huella del Dr. Ernesto Guevara (2012) la etapa menos conocida de Ernesto “Che” Guevara. Aquella en la que el joven médico emprende junto a su grupo de amigos un viaje iniciático por toda Latinoamérica. Denti construye un documental de investigación a partir de los testimonios de aquellos que formaban parte del entorno de quien años más tardes se convertiría, para muchos, en el héroe latinoamericano por excelencia. Recurriendo a los recuerdos de Alberto Granado y Carlos “Calica” Ferrer, junto a otros personajes, se va dando forma a la historia de un joven médico perteneciente a una familia argentina acomodada, que emprende un viaje de iniciación como parte del trabajo de campo de su profesión, alejado de toda militancia política, aunque cercano al compromiso social. Cómo su título lo indica, y lo deja bien claro, La huella del Dr. Ernesto Guevara se centra puramente en aquella etapa en la que Ernesto Guevara lejos estaba de convertirse en el "Che", para así mostrar a un hombre alegre, idealista, de una gran formación académica, amante de la literatura, la poesía, la música y la historia. Un muchacho rebelde, como todos los de su edad, independiente y capaz de conseguir lo que quisiera, aún ante la derrota. Con testimonios, imágenes, material de archivo, animaciones y relatos en off de sus escritos, Denti reconstruye al hombre por el sobre el mito, y es ahí donde radica el verdadero sentido del film y cuál es su intencionalidad. Amado por algunos, odiado por otros, Ernesto Guevara también fue un hombre común que tuvo esa etapa en la vida, de crecimiento personal, en la que quería viajar por Latinoamérica para conocer a su gente, y de eso va La huella del Dr. Ernesto Guevara. Aunque esos viajes serían los determinantes para el nacimiento del "Che" y de toda su lucha, pero esa historia está en alguna otra película.
Quizá no muchos sepan que antes de sumarse a las huestes de Fidel Castro, Ernesto Guevara recorrió numerosos territorios americanos en su afán aventurero por conocer lugares inhóspitos y la gente más pobre y marginada. Esta faceta del que sería el legendario Che es la que ha elegido el director Jorge Denti para este film que sigue la ruta de ese muchacho que, recién recibido de médico, dejó la Argentina con un pequeño equipaje del que sobresalían los libros y acompañado por Carlos "Calica" Ferrer, amigo de la infancia. En este recorrido conocerá a los indios desterrados de sus Andes fríos, a los mineros que mueren a los 30 años; a los pueblos olvidados y negados tras los espejos de los rascacielos. Ahí están las piedras secretas del Machu Picchu, los misterios de las ciudades mayas abandonadas, los dioses aztecas mirándolo fijamente a la cara. El joven que había aprendido en la universidad las curas para el cuerpo se enfrentará a viejas heridas nunca cicatrizadas, a dolores de pueblos jamás consolados, a la mucha sangre derramada. Jorge Denti dejó de lado todo aspecto panfletario para introducirse en los viajes de Guevara; el relato está basado en la correspondencia que mantuvo con su familia, fundamente con su madre, en la que le relata sus aventuras y desventuras. Sobre la base de fotografías, de fragmentos de noticieros y películas, y de los testimonios de amigos y de personas que compartieron su vida, el film va desgranando los ideales de ese hombre que fue, además de médico, fotógrafo, vendedor de baratijas y simple empleado de un hospital. Con una inquieta cámara atenta al paso de su protagonista, el realizador del film deseó mostrar a otro Guevara y lo va descubriendo en cada escena, en cada paso, en cada gesto. Una fotografía de notable calidad, una música que apuntala estos extensos viajes y un impecable montaje son rubros que engrandecen este film..
La voz íntima de Ernesto antes del Che El documental de Denti abruma por la cantidad, la variedad y la calidad de su información. Sobre todo por la importancia de los testimoniantes, entre ellos su hermano menor, Juan Martín Guevara, capaz de hablar del Che como nadie podría hacerlo. “Los viajes por América latina me han hecho conocer la miseria, el hambre, la imposibilidad de curar a los niños por falta de medios. La degradación causada por la injusticia y el sufrimiento. He visto cosas que me han parecido tan importantes como el empeño por convertirme en un investigador famoso.” Con esta cita declamada sobre un breve travelling virtuoso, en el que se ve cómo las nubes se desplazan a toda velocidad por un cielo muy claro gracias a una cámara híper acelerada que sin embargo se mueve muy lentamente al ras del suelo, así comienza La huella del doctor Ernesto Guevara. Se trata de un documental de Jorge Denti que abarca los años en los que un rosarino joven y viajero comenzaba a convertirse en el Che. La película recorre el hiato que va desde su regreso a Buenos Aires tras su primera travesía latinoamericana junto a Alberto Granado, en 1952, hasta su partida hacia Cuba desde México, a bordo del ya mítico Granma en 1956. El documental consigue hacer aparecer como imposible que todo lo que se relata en sus dos horas haya ocurrido en menos de cuatro años. Existe un motivo para que el director haya elegido empezar con aquella cita, extraída de los diarios que Guevara llevó durante ese tiempo. Es que la película tendrá como eje narrativo los documentos escritos que él mismo fue produciendo, sin saber cuál era el destino histórico que lo aguardaba y lo convertiría en una de las figuras más notables del siglo XX. Justamente este documental intenta construir a partir de un mecanismo similar al utilizado por Borges en su breve ensayo “Los precursores de Kafka”, incluido en su libro Otras inquisiciones. Es decir, comienza por dar cuenta de cuáles son los antecedentes directos que llevaron a Ernesto Guevara a ser el Che, desde el apoyo familiar a la causa republicana durante la Guerra Civil Española al impacto de ese primer viaje. No por nada, apenas hecha la cita inicial, el guión sigue con otra, que será dicha sobre una animación de estética retro que ilustra ese regreso: “Yo no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí”. La vuelta se produce casi al mismo tiempo en que aquí en Buenos Aires moría Eva Perón y ambos hechos parecen confluir en una suerte de ceremonia iniciática en la que el joven Guevara perderá definitivamente la inocencia, para volverse un hombre al fin. El trabajo de Denti abruma por la cantidad, la variedad y la calidad de su información. Sobre todo por la importancia de las “cabezas parlantes” que componen su relato. El personaje más notable es sin dudas su hermano menor, Juan Martín Guevara, capaz de hablar del Che como nadie podría hacerlo: él recordará al adolescente estudioso que se demoraba recitando poesía cada vez que iba al baño, sólo para molestar a los que esperaban afuera, apurados también por cumplir con ese trámite. La lista de testimonios también incluye las voces autorizadas de Alberto Granado y Calica Ferrer, los dos grandes amigos con los que emprendió sus definitivos viajes. El documental se montará sobre el itinerario del segundo de ellos, el que realiza con Calica, que acabará por ponerlo cara a cara con Fidel Castro. En ese sentido, La huella del doctor Ernesto Guevara es exhaustivo, deteniéndose en cada una de las postas que los dos amigos van tomando a lo largo de su recorrido, y en cada una se detalla con documentos, imágenes de archivo y testigos presenciales, el modo en que todo aquello que ocurría en los países que atravesaban iba fortaleciendo una mirada del mundo cada vez más sólida y formando a un ser humano cada vez más seguro del lugar que deseaba ocupar. A pesar de su larga duración y de que muchos de los hechos inventariados ya han sido abordados ampliamente en otras investigaciones, el documental de Denti no cansa ni aburre. Aunque trabaja sobre una estructura clásica (básicamente se trata de personas hablando a cámara y de un montaje de material de archivo), el director se permite utilizar recursos como las animaciones, que sin representar un gran despliegue amenizan visualmente el relato, o una banda sonora que completa el discurso sin interferir ni distraer. También reitera el uso de travellings como aquel del comienzo para embellecer su trabajo desde lo formal, una de las herramientas con las que intenta evitar que la información dura acabe por agobiar. Pero sin dudas el aporte más interesante resulta ser los extractos de la correspondencia que el protagonista mantuvo con Tita Infante, amiga y compañera universitaria, que permiten recobrar de manera indirecta, pero no por eso menos poderosa, la voz íntima de Ernesto antes de ser el Che.
Antes del revolucionario Poco material se conoce de Jorge Denti, reconocido cineasta de documentales. Algún estreno ocasional –la excelente Malvinas, historia de traiciones (1984) y ocasionales exhibiciones por televisión de otros trabajos– manifiestan a un director que intenta alejarse de los lugares comunes del género. La huella del doctor Ernesto Guevara relata los años previos del personaje como viajero por Latinoamérica, antes de conocer a Fidel Castro en México y emprender la lucha por la liberación de Cuba. El documental recurre a fragmentos de cartas del Che a una compañera de estudios y a otros amigos, entremezclados con escenas de archivo, alguna ficcionalización de los hechos y ocasionales inserciones en la animación. Además, los numerosos testimonios a cámara, en especial de sus compañeros de ruta Alberto Granado y Carlos Ferrer, se dirigen a articular un discurso que sintetiza los propósitos de la película: escarbar en aquel Ernesto Guevara, médico especializado en el terreno de la alergología, antes que en el inmediato revolucionario del continente. En ese sentido, el film relata sin apresuramientos la toma de conciencia del Che ante un continente en tensión, pero también, algunas de sus dudas y cavilaciones por asumir el rol que lo convertiría en mito. Una zona interesante del trabajo –acaso por el desconocimiento que pueda generar el tema– es la estadía del Che en Guatemala durante el gobierno de Árbenz, un militar revolucionario (parecido pero también diferente a Perón), que sería destituido de su cargo. Al fin y al cabo, las intenciones de Denti triunfan en más de oportunidad al analizar aquellos años del Che previos a su agitada actividad como funcionario y combatiente dentro y fuera del continente.
Un minucioso documental que registra la vida de Ernesto Guevara, médico recién recibido, estudiante mediocre, hombre ávido de experiencias y conocimiento, que viaja por Latinoamérica y se dedica con ahínco a ejercer su profesión con los más necesitados. Testimonios de amigos, familiares compañeros.
Sobre el otro oficio del Che, para curiosos Jorge Denti es un documentalista político veterano de la agitación setentista, la revolución sandinista, la evolución de los argenmex y otras experiencias vividas en carne propia. A señalar especialmente, "Malvinas, historia de traiciones", 1983, con la perspectiva de obreros argentinos e ingleses respecto a la guerra. Lo que vemos ahora abre camino a un aspecto inhabitual en las biografías y hagiografías del Che Guevara: su labor específica como médico. Así hablan a cámara el hermano menor, los amigos y compañeros de viaje doctores Alberto Granado y Carlos Ferrer, los colegas Oscar Valdovinos, que supo de su interés por trabajar en la United Fruit, Federico Bresani, León Bessudo, que lo condujo al Popocatepetl, en cuya cumbre Guevara desplegó la bandera argentina, Myrna Torres, amiga del primer matrimonio, la periodista y biógrafa Julia Chiquita Constenla, y, entre otros, también sus compañeros del Gramma con quienes iba al gimnasio y el campo de tiro. Junto a esos testimonios, surgen además las cartas a la tía, la madre y la amiga Bertita Infante, leídas por Emmanuel Lover con un timbre similar al de Guevara joven. De este modo se va hilvanando su paso fugaz por el Instituto Pisani de Investigaciones Alérgicas, el leprosario de San Pablo, Perú, el Hospital Central y el Infantil de México, su idea de hacer un libro de medicina social, la publicación de un artículo sobre alergias en una revista especializada, pero también su reticencia a trabajar de médico en una mina de Bolivia o en el servicio público de Guatemala, aun cuando en ese momento dichos países estaban en efervescencia revolucionaria. "El rastrero procedimiento de revalidar el título", menciona en una carta como razón para una rápida renuncia. La película no investiga en archivos de personal, y es probable que no los haya, para saber cuánto tiempo estuvo exactamente en cada puesto. Tampoco alude a su trabajo de enfermero en la desaparecida Flota Mercante del Estado, cuando todavía era estudiante. Pero refresca con detenimiento y parsimonia su evolución ideológica, y de paso agrega datos poco mencionados, como su amistad con el poeta León Felipe, el gusto por recorrer ruinas arqueológicas, la protección del embajador en Guatemala Nicasio Sánchez Toranzo, o el trabajo de sereno (velador dicen los mexicanos) que le dio don Arnaldo Orfila, luego cofundador del Fondo de Cultura Económica. En estos detalles se pierde un poco, y en la historia de siempre se embelesa, pero igual abre un nuevo campo de investigación para los interesados.
Los años de formación de un líder Este documental de Jorge Denti enfoca los años de juventud de Ernesto "Che" Guevara. Tiene un admirable trabajo de investigación, que por momentos abruma, al incluir una sucesión de datos, que como en un ping pong mezclan testimonios de los entrevistados, países y situaciones, que exigen de una gran concentración por parte del espectador. Este documental de Jorge Denti enfoca los años de juventud de Ernesto "Che" Guevara (Rosario, 1928, La Higuera, Bolivia, 1967) y se centra especialmente en su segundo viaje -de 1953- cuando su título de médico, le posibilitó entablar numerosas relaciones con colegas y jefes de Estado, en los distintos países de América latina que visitó, hasta que en México conoció a Fidel Castro, quien marcaría su vida. Al regresar en 1952 de su primer viaje por América profunda, junto a su amigo el bioquímico Alberto Granado, el futuro líder sintió un cambio en él a partir del encuentro con gente común, al descubrir la injusticia y la pobreza de los pueblos de "más allá de la Cordillera". LLEGA EL CAMBIO Para su segundo viaje, en 1953, Ernesto Guevara eligió como compañero, a otro amigo, el médico Carlos "Calica" Ferrer. Con él partió de la estación Retiro -por entonces Guevara y sus padres vivían en Buenos Aires-, con la intención de ampliar sus conocimientos y ponerse al servicio de quienes lo requirieran, desde su función de médico, en distintos países de América. Además de profesión, Guevara llevaba con él su apostura, su distinción natural, su carisma, su formación cultural, sus poemas, su capacidad histriónica para recitar a autores como Pablo Neruda y una simpatía que le abrió todas las puertas a lo largo de la travesía. Uno de los hechos que más lo impresionaron -según lo muestra el documental- fue la presencia del campesinado boliviano en las calles de La Paz, manifestando en defensa de sus derechos. Esa reacción del pueblo le permitió al argentino calibrar los alcances que podía tener una América latina unida por la rebeldía. EL CONOCIMIENTO Si bien su conocimiento sobre la historia política de América, la sociología y la antropología le permitían mantener largas discusiones con militantes de izquierda, por aquella época el interés de Guevara se centraba en sus investigaciones sobre las alergias y la lepra. El documental de Jorge Denti tiene un admirable trabajo de investigación, que por momentos abruma, al incluir una sucesión de datos, que como en un ping pong mezclan testimonios de los entrevistados, países y situaciones, que exigen de una gran concentración por parte del espectador. El filme contiene fragmentos de noticieros, fotografías, animaciones sobre el "Che" joven, o los relatos en off de las cartas que le enviaba a su madre Celia de la Serna, con la que mantenía una fluída comunicación y a la que le agradecía que lo hubiera criado como un chico sano, a pesar de su afección asmática. Esa actitud de la madre hizo que él no temiera, a pesar de sus dificultades físicas, aventurarse solo por los caminos de su amada América. El viaje orientaría hacia su destino al futuro líder político.
Donde estás hermano “Aquí lo que hace falta no son homenajes, sino trabajo” dijo el Che alguna vez. Siempre es riesgoso abordar una figura tan transitada como inabarcable. Jorge Denti resuelve el desafío cumpliendo la consigna antes mencionada, con un trabajo arduo de tres años que esquiva el homenaje, baja a tierra el mito y pone el foco casi exclusivamente en la formación del futuro Che. Una formación hecha literalmente sobre la marcha, caminando por una Latinoamérica que supo sentir como pocos. Sin contar con los medios de otras películas pero tampoco improvisando, y sabiendo donde poner la mirada, el documental recorre los países en los que estuvo el joven médico recuperando historias de la gente que se cruzó en su camino, y logra iluminar algunos costados no tan conocidos de la vida de Guevara, como el peso que tuvo su estadía en Guatemala, y sus múltiples trabajos de investigación en alergias. Y lo hace apelando a diversos recursos pero priorizando el testimonio directo, que incluye entre otros el de su hermano Juan Martín. Es allí donde radica su mayor valor. El agregado de algunas animaciones y dramatizaciones sirve para cortar un poco con esa sobredosis de testimonios, pero no termina de integrarse del todo a la trama. Un problema menor para un trabajo que en lo demás acierta en recuperar los pequeños y valiosos detalles del hombre detrás del mito, y asomarse a través de su correspondencia a los gestos desmedidos de pasión, humor y ternura que lo convirtieron ese ese hombre nuevo que vislumbraba en su propio horizonte.
Este buen documental que se estrena esta semana tiene y cuenta con el punto a favor de la temática que trata. Pronto serán innumerables las obras hechas alrededor de la figura del Che Guevara, al punto de no quedar prácticamente ningún secreto. En lo concerniente a la historia per sé, “La huella del Dr. Ernesto Guevara” viene a ser el eslabón faltante entre “Diarios de motocicleta” (2004) y el díptico que sobre el Che realizó Steven Soderbergh en 2008 (“Che, el argentino” y “Che: guerrilla”). Un complemento de información que alimenta la primera con mucho trabajo de investigación proporcionado mayoritariamente por las entrevistas a varias personas que acompañaron, o fueron testigos del viaje de Ernesto Guevara por Latinoamérica. Todas las entrevistas (ricas en contenido y llenas de nostalgia y detalles deliciosos) están insertadas con material de archivo. El formato más clásico por cierto, más cerca del lenguaje televisivo que del cinematográfico; pero así y todo logra entretener. El tema está bien abordado y denota preocupación de la producción para hacerse del material necesario. Hablando en general, sería interesante un planteo estético más elaborado, una búsqueda de imagen que no sobre, explique las cosas porque si tomamos el esqueleto de documentales como este bien podría convertirse en una suerte de carcasa en la que sólo hay que cambiar los invitados y las imágenes de archivo a intercalar. Buen contenido en una compaginación convencional.
Primero lo primero. Quien conozca la historia de Ernesto Guevara –narrada por ejemplo en la excelente biografía de Paco Taibo II- no encontrará en este documental demasiada información agregada. Este detalle no es menor, pues para quien tenga un panorama de su biografía, la película tendrá menos interés que para el resto. La propuesta de Jorge Denti es ilustrar con animaciones, imágenes de archivos imprecisos y otras recientes, una serie de entrevistas a diferentes personas que compartieron con Ernesto Guevara los viajes que entre 1952 y 1953 realizó por América Latina. Estos viajes, una suerte de proceso de construcción de “el Che” en el que se convertiría luego, son esenciales para comprender aquel hombre modélico en el que se constituyó a partir de la revolución cubana. Esto es lo interesante de la película. Rescatar una serie de testimonios directos de quienes compartieron con él ese periplo, y que fueron testigos de ese proceso de transformación personal. La medicina, su profesión, se constituye como eje de sentido del viaje y “organiza” su encuentro con una realidad política y social que hasta ese momento desconocía. Durante el relato se rescata la visión de América Latina que construyó a partir de su contacto con los sectores más explotados y desposeídos de la población. Formalmente, más allá de los esfuerzos del realizador, la película es una larga entrevista. Un documental de “cabezas parlantes” como se denomina habitualmente. En la construcción incurre en un par de saltos temporales (en un montaje paralelo mientras Alberto Granados habla del primer viaje, Calica Ferrer habla del segundo y esto puede confundir al espectador entendiendo que hablan del mismo) y abunda con anécdotas muchas veces poco interesantes. Este documental tiene el valor de mantener los testimonios de personas adultas a quienes no será fácil volver a entrevistar en un solo proyecto. Es interesante también para quien no conoce la realidad que vivía nuestra Latinoamérica hacia la década del ’50 (realidad que por supuesto persiste en muchas estructuras sociales aun hoy). En ese sentido el valor testimonial es importante. Aun cuando lo que proponga en su contenido no signifique ninguna novedad tanto en el contexto audiovisual, como en el de la divulgación histórica en general.
Un documental basado en los viajes que el Che realizó en su juventud por América Latina, este documental trabaja tanto con las propias palabras del protagonista a través de diarios y cartas como con testimonios directos. Quizás no agregue demasiado a una mitología ya bastante establecida y le falte algo de “cinematográfico”, sin embargo, el material permanece interesante e ilustrativo.
On the trail of Dr Ernesto Guevara If the premise is wrong, then it follows that the conclusion — and, of course, the full development — of the story is necessarily fallacious. The feeling of confusion soon evaporates, though, when La huella del doctor Ernesto Guevara, directed by Argentine filmmaker Jorge Denti, begins to unfold, with a voiceover manifesting a man’s compassion for the dire living conditions of the poor of the land, more specifically of what’s supposed to be the land of plenty: Latin America. The first-person narrative plays out against the background of an old compass and then, only then, a breathtaking, sweeping view of a mountainous area: the mighty Andes range which clearly marks the route of poverty and exploitation of the uneducated have-nots at the hands of foreign corporations like the infamous United Fruit Company. It’s the young Ernesto Guevara’s awakening to the dismal situation of farmers and industry workers subjected to long hours of toil for a pittance, and the enraging submission of Latin America’s military and ruling classes to the foreign powers that rule their fate. La huella del doctor Ernesto Guevara closely follows on the footsteps of Guevara’s journey around Argentina’s hinterland and up north to Bolivia, Peru, Ecuador, Colombia, and Mexico, his final stopover before joining the revolutionary forces of Fidel Castro and their insurrection efforts against the rule of the US-backed government of Cuba’s Fulgencio Batista. Focusing, at first, on Guevara the medical doctor striving to heal the destitute of Latin America, La hue-lla del doctor Ernesto Guevara is rich in testimony, which it puts to clever use with a static camera closing up on the interviewee’s facial gestures. Also, it presents viewers with enlightening statements about the historical, human and existential journey of a man born and raised to an upper middle-class family, a man who, as fate would have it, grew up to experience the hardships, illnesses, injustices and deprivations of a dark-skinned Latin America, still subjected to abhorrent living and working conditions years after the nominal abolition of slavery. Contrary to the endearing characters of actor-director John Cassavettes, who have no social or political dimension to them and yet are as loveable as they come, the people in La huella del doctor Ernesto Guevara are true political animals. Whether uneducated and unaware of their rights or, on the contrary, fully politicized during their college years, they all share, to different degrees, the notion that there will be no better tomorrow without a fight. Closely sticking to the dictum that there can be no good film without a good script, La huella del doctor Guevara is well articulated as far as emotional reactions is concerned. Denti’s script, however, does not follow a strict, rigorous linear pattern, and this is at times poetic and at times unclear and even disconcerting. It is evident that, right from the start, with documentary footage of unconsolable, devastated people mourning the death of Evita, director Denti makes a strange extrapolation, with self-explanatory scenes as the end credits begin to unroll and the picture comes full circle. This blunder is a minor blemish on the illuminating nature of Denti’s documentary, which tells a well-known story framing it under a new light, pointing to self-evident truths in a far from pedantic or sententious manner. Denti and his team must be credited with thorough research and intelligent retelling and reconstruction, in the case of incidents of which there is no recorded testimony. Case in point: the animated scenes depicting Guevara writing letters to his mother, letters which, after careful compilation, became a travelogue and a close view of the development of the Che’s leftwing ideology, which prompted him to embrace the cause of the poor and the oppressed. Lovingly crafted and functioning as visual / aural intertitles segueing an endless chunk of documentary material, the animated scenes in La huella del doctor Ernesto Guevara are reminiscent of María Seoane’s Eva de la Argentina (2011), an original, highly successful experiment in telling political history through animation. Articulating the narrative’s continuity, the animated scenes in La huella... mark the transition from subject matter and signpost the next issue. Most importantly, they serve the purpose of underlining Che’s moods and feelings during each phase of his sojourn of the less-known side of Latin America. These continuity tools or discourse markers, so to speak, give La huella del doctor Ernesto Guevara the cohesion it lacks in other regards, namely some blurry patches — blurry as pitted against the potent documentary footage of armed revolt and popular insurrection, for example. Faithfully reconstructing the Che’s periplum through years of painstaking investigative work, in times of political apathy, La huella del doctor Guevara draws an illuminating, inspiring picture of a man and a hero, of a man born to enjoy material privilege but chose, instead, to sacrifice his own life for the sake of a cause. Set in the current historical context, and in spite of its minor flaws and blemishes, La huella del doctor Ernesto Guevara, running at a lengthy but rewarding 123 minutes, clearly makes a point of uncovering as many unknown aspects of Che’s years of ideological and armed struggle and his unflinching vocation to help his less fortunate fellow human beings. And, on second thought, the way La huella del doctor Ernesto Guevara ends — in medias res, if we’re talking traditional narrative — fits the movie rather nicely, whetting viewers’ appetite and leaving them wanting for more.
Socialudo y viajero Huella y viajero son palabras que deben ir de la mano y que muchas veces no se encuentran nunca en la dialéctica del tiempo. Quien viaja, explora, conoce, transita, es aquel que no se estaciona en ninguna parte y avanza o retrocede sobre sus propios pasos, pero lo único que deja presente es esa marca o huella por cada lugar en el que estuvo. Ese es de cierta manera el leitmotiv de este interesante documental La huella del doctor Ernesto Guevara, de Jorge Denti, que toma como punto de partida los dos periplos realizados por el joven médico Ernesto Guevara entre 1952 hasta 1956 junto a su inseparable ladero Alberto Granado (a quien está dedicado este documental) y Galica Ferrer, otro de sus inseparables compañeros de aventuras por la Latinoamérica profunda, pobre y cruel, por la cual viajaron durante varios años antes de que germinara la idea revolucionaria primero en Guatemala y luego al conocer a Fidel Castro y el embrión de lo que tras su partida a la revolución se terminaría transformando en el Che Guevara. Si bien la estructura elegida por Denti responde a los códigos del documental más clásico, alternando con un montaje material de archivo, fotos y entrevistas a distintos testigos que dan cuenta de un retrato a primera mano de aquel joven socialudo y viajero -como el propio Guevara se definió en uno de sus escritos- terminan trazando el camino no cronológico para ilustrar anécdotas y experiencias fascinantes en las que se desprenden las primeras características de su profunda convicción y transformación personal, a lo largo de su contacto con los sectores más golpeados e invisibles de los países latinoamericanos condenados por la lógica capitalista a la que debía combatirse desde el primer minuto. Así, el trabajo de investigación en alergia; la aguda observación de los modos de vida; la enorme sensibilidad poética para mirar la realidad y no ver simplemente quedan plasmados en los 124 minutos en los que además aparece, a partir de la voz en off, el espíritu de Guevara y de su prosa a la hora de comunicar sus vivencias, miedos, contradicciones y emociones. Los pequeños fragmentos de cartas a su madre, a su amiga Tita, en complemento con los testimonios de las diferentes cabezas parlantes seleccionadas con rigor para aportar distintos matices y ángulos en la construcción del personaje suministran la información necesaria para aquel espectador que desconocía la historia y los orígenes del Che, así como funcionan de elemento que evoca y llama a la nostalgia para todo aquel que sí había tenido cierto contacto con su pasado y sobre todo con los comienzos en los que la vocación y el compromiso médico fueron mutando con el correr de una vida agitada a otra vocación mucho más trascendente: la de revolucionario y hombre internacionalista.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.