Imaginen a la poseedora de las acciones de las armas del mismo nombre, que cree en espíritus, y que “recibe” en su casa a cada uno de los asesinados por los famosos rifles, le construye una habitación, trata de brindarles un pacífico pasaje al “mas allá” pero si son malitos los encierra con cantidades cabalísticas de clavos. Con esa historia, los directores australianos, los hermanos Spiering (Michael y Peter) que también escribieron el guión quizás pudieron imaginar una historia con delirios pero se quedaron en el enunciado, con la pretensión de que se trata de una historia real. En fin. Para el protagónico tuvieron el lujo de Hellen Mirren que sobrelleva lo mejor que puede un papel que le exige muy poco y la desaprovecha. Ella charla con los espíritus, es médium escribiente para diseñar las habitaciones escenarios de un crimen, pero no se mete en campos de batalla ni extermino que pudieron ser un buen filón. La casa esta en permanente construcción y desmoronamiento. Para sacarla del cargo directivo de la empresa le mandan a un psiquiatra, en otro papel desaprovechado para un buen actor como es Jason Clarke. Casa encantada si las hay, se debe reconocer que tiene una producción y un elenco que los bodrios del género no suelen reunir, pero tampoco remonta como una película de terror.