Una bala por los muertos
Quienes sean seguidores de la interminable serie televisa Supernatural tal vez ya lo sepan. Winchester es una de las marcas armamentísticas más famosas, en especial por sus rifles de repetición, junto a las Colt.
Pero también ese nombre es célebre por otras razones: ser el apellido de una familia (y no, no nos referimos a Sam y Dean, hablamos de una familia real), la que acuño la fábrica original y cuya mansión es considerada la casa más embrujada en la historia de los Estados Unidos.
La pregunta es, ¿cómo es que hasta ahora el cine se había perdido semejante historia? Está ubicada en San José, California. La esposa del creador de los rifles William la mantuvo permanentemente en construcción durante casi 40 años, debido a unos terremotos que asolaron la región. Los mitos alrededor del lugar abundan, y por eso hoy ya no es un hogar sino un atractivo turístico pintoresco, conocido como Winchester Mistery House.
Todo ello nos sirve para decir que a los Winchester les llegó la hora (que no, que todavía no termina la serie) y La Maldición de la Casa Winchester es el film que cuenta parte de su mitología, con la obligada placa inicial de “Basada en hechos reales”.
Los Hermanos sean unidos
Se podría decir que los hermanos Michael y Peter Spierig comenzaron su aventura en la gran pantalla con el pie derecho. Su primer película, Undead, es de esas joyas a descubrir (quizás exagere un poquito), populares por el boca en boca más que por una gran producción o campaña de marketing. Le siguieron dos producciones más que los mantuvieron al borde del mainstream, pero acrecentando su prestigio: Daybreakers y Predestination, ambas con el protagónico del querido por la cinefilia Ethan Hawke.
Claro, ¿cuánto tiempo iba a pasar hasta que las puertas de las grandes producciones se abrieran ante ellos? A fines del año pasado fueron los encargados de dirigir Jigsaw, la octava entrega de El juego del miedo, y si bien la taquilla sonrió, la cuestión del prestigio comenzó a ponerse en dudas… aunque siempre en estos casos queda la excusa de ser productos por encargo de los cuales no tienen el control creativo.
Tres meses pasaron nada má, para que los Spierig jueguen su próxima carta en La Maldición de la Casa Winchester, que los coloca nuevamente no solo en la dirección, sino como responsables del guion –a diferencia de Jigsaw–, esta vez junto a Tom Vaughan.
¿Son los hermanos Spierig expertos en la materia con la capacidad inventiva y originalidad que demostraron en sus tres primeros films?
Los vengadores del rifle
Ambientada a inicios del Siglo XX, La Maldición de la Casa Winchester cuenta la historia del Dr. Eric Pierce (Jason Clarke), un médico atormentado por su pasado respecto a su difunta esposa, que es convocado a la mansión para analizar si Sarah Winchester (Helen Mirren) se encuentra en condiciones psiquiátricas y físicas óptimas como para continuar al mando de la empresa Winchester.
Sarah es también una mujer atormentada por su pasado, recluida en su casa, siempre vestida de negro, con un velo que recubre su rostro. Convive con su sobrina Marion (Sarah Snook) y el hijo de esta, Henry (Finn Scicluna-O’Prey).
Pero hay algo más: Sarah está convencida de que la casa es acechada por espíritus que la perturban y no la dejan en paz. Por esta razón construye una casa inmensa, llena de dormitorios y escaleras; para no tener que cruzarse con los espíritus.
Ese “detalle” es lo que hace que varios (menos Marion) duden de su cordura, y ahí está Eric para descubrirlo.
El Dr. Pierce deberá pasar unos días en esa casa para evaluara a la mujer y, por supuesto, su cordura también será puesta a prueba cuando él mismo comience a sentir las presencias de las que Sarah habla; hasta la presencia de su propio pasado.
La Maldición de la Casa Winchester podría definirse como una apuesta a lo seguro. Sigue los lineamientos de las casas embrujadas y fenómenos paranormales trazados post El conjuro, y se reposa en varios jump scares obvios y terrores clásicos que, aunque los vea venir de lejos, pueden llegar a sobresaltar igual.
Con una puesta en escena cuidada, aprovechando la época en la que se sitúa, y aprovechando más aún la presencia de una dama de la actuación como Helen Mirren, se nota un film a escala mayor, con cierta veta dramática clásica.
De Jason Clarke sabemos que no podemos esperar mucho, su rostro no parece tener más de una expresión, ya lo conocemos. Quien sí se adapta mejor al género es Sarah Snook (la protagonista de Jessabelle): luce correcta y muestra pavor en su rostro.
Los hermanos Spierig logran una labor acertada, no hay grandes fallas en la fotografía ni en el montaje, mantiene un ritmo lento pero constante típico, y hasta se hace notar su banda sonora ambiental.
Pero es inevitable pensar que La Maldición de la Casa Winchester pudo ser más de lo que es: un producto de manual. No hay aquí originalidad ni innovación o diferenciación alguna, ni siquiera logra aprovechar bien su locación. A diferencia de un film como Havenhurst La Resurrección del mal, o Gente detrás de las paredes, aquí la casa no se siente como protagonista, no es una amenaza en sí misma con sus pasadizos y trampas, como si lo es la casa real. Es una gran mansión, lúgubre, pero nada inventiva ni distintiva.
Conclusión
La Maldición de la Casa Winchester es un producto medio, entretenido, que puede lograr algún susto. Sin grandes errores; tampoco fuertes aciertos. El desaprovecho de la locación y la posibilidad de ir adivinando mucho de lo que sucede, puede llegar (sobre todo en su segundo acto) a cierto tedio. Los hermanos Spierig demuestran tener mano para el género, pero ya no lucen tan sobresalientes.