La pregunta tras ver esta película es, si en el título pones el misterio que debe esconderse tras la mansión que alberga a la viuda Manchester (Helen Mirren), la protagonista “humana” del relato, esa construcción debe presentarse imponente e inmensa.
El principal problema, más allá de lo obvia de la trama, del intentar asustar con golpes de efectos sonoros e intrascendentes giros, de las flojas actuaciones del elenco, que hace lo que puede con la débil historia de una mujer que día y noche sigue construyendo una casa para encerrar espíritus, es que la vivienda en cuestión nunca llega a imponerse por encima de la narración, por lo que su premisa se diluye.