El hombre del agua
La mirada del colibrí (2017), de Pablo Leónidas Nísenson, es un documental sobre la lucha personal y en solitario de un hombre que defiende, por sobre todo, el ecosistema natural. Un retrato emotivo sobre lo que significa luchar por la naturaleza.
Francisco Javier de Amorrortu es un sexagenario que vive en “el campito”, la zona de los humedales adonde el equipo de filmación llega para entrevistarlo. Él no es ni biológico, ni científico ni político ni mucho menos un partidista ecológico, anda por sí solo en la lucha por el ecosistema, con foco en el agua, debido a la erosión industrial que muestra, una vez más, como el hombre socava y se daña a sí mismo, y en ese accionar, a su propio hogar.
La idea de ver a un hombre de edad avanzada con un perfil de luchador, soñador e idealista haciendo un poco de lado la noción de tiempo detenido con una fortaleza innegable es atractiva, igual que la imagen de retrato que construye. Siendo lo mejor, la manera de seguir la locura del personaje envuelto en su propia soledad cotidiana, y decidido a enfrentar una lucha personal.
Sin embargo, es un poco difícil seguir el soliloquio que mantiene la película, principalmente a nivel información. El retrato sublime y potente decae con la voz del entrevistado que entra en cierta dispersión. Es cierto que no es un experto o profesional ecológico en la lucha que promueve, pero la atención podría difuminarse, sobre todo porque los planos son muy extensos y continuos. Entonces cuesta hilar lo que nos cuenta que no es menos importante, aunque uno se quede atrapado más en su personalidad que en el discurso que elabora.
Por otro lado, la idea del equipo de filmación adentrado a la ficción, como una especie de backstage a lo Abbas Kiarostami, no le juega muy a favor, porque al equipo se lo ve muy serio, muy incrédulo de aquello que dice Francisco, que ya esboza cierta desconfianza con su discurso al espectador.
Desde luego que conforme avanza el documental se va alineando y corrigiendo algunas falencias. Nadie se puede olvidar la imagen del colibrí que sobrevuela y se posa en la ventana de Francisco, una imagen que resume a su propio personaje y cabe señalar que al final es un documental que tiene que verse, pues su contenido es esencial: la lucha por la naturaleza. Rara vez alguien se anima a emprenderla, y pocas veces desde una voz frontal y real. El espectáculo del cine en su mayoría está dirigido hacia otros temas, y entonces apariciones como ésta resultan necesarias para abrir la reflexión dentro de la vida cotidiana.