La mujer con cabeza
De a poco y teniendo presente siempre las escasas oportunidades de ver cine rumano actual uno se va configurando un estilo gracias a películas de alto contenido social y dramático como La mirada del hijo, ganadora del Oso de Oro en Berlín y dirigida por Calin Peter Netzer que cuenta con el notable guión de Razvan Radulescu, responsable de La noche del señor Lazarescu (2005) de Cristi Puiu, otro gran film rumano que sorprendiera en el BAFICI por aquellas épocas.
La grandeza de este film es la capacidad para desarrollar entre líneas una compleja madeja de fuerzas y relaciones para describir con absoluta realidad y crítica social el retrato crudo de los mecanismos de poder cuando se trata de la prevalencia de una clase social sobre otra en la dinámica del capitalismo Occidental con el dios euro como única estampa de devoción frente al cinismo de los nuevos ricos que ahora aparecen en la Rumania tras el régimen.
Del drama familiar o relato de descomposición a la alegoría más contundente el film toma la anécdota de un homicidio accidental que involucra al hijo de la protagonista, Barbu (Bogdan Dumitrache), y a un niño de catorce años a quien atropella mortalmente. A partir de conocer el hecho y sobre todo de anoticiarse que la policía detuvo a su vástago, la sobre protectora Cornelia (Luminita Gheorghiu) apelará a todo su poder económico y recursos a veces no éticos para que Barbu no sea acusado de homicidio culposo cuando hay ciertas pruebas y un testigo que puede comprometerlo si es que la familia de la víctima decide proseguir con la denuncia.
En paralelo a este conflicto donde sale la verdadera miseria de Cornelia y su predisposición a mover cielo y tierra con tal de conseguir su objetivo ante un esposo prácticamente ausente y superado por su avasallante temperamento, se cuela otra compleja historia de dependencia afectiva y un complicado vínculo que pasa del amor al odio en un parpadeo de ojos.
Son las miradas sobre el otro, tanto la de una madre que no puede aceptar la culpabilidad de un hijo como la de un victimario frente al entorno los elementos que prevalecen en este agudo y áspero film que por su temática relacionada con la impunidad, la culpa y la necesidad reparadora de los vínculos trasciende las fronteras geográficas para hundirse en la universalidad más extrema por su contundencia en los declives de una sociedad tan parecida a la Argentina que causa estupor.
Párrafo aparte merece la extraordinaria interpretación de la actriz Luminita Gheorghiu y su prodigiosa composición de la oscura y creíble Cornelia con su drama familiar a cuestas.