Con un guión escrito por el mismo de Torino, esta película está basada en un artículo de la revista The New York Times sobre la historia real de Leo Sharp, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que a sus ochenta años se convirtió en traficante de drogas del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, no le llega ni a los talones a aquella maravillosa película y para quienes conocemos la filmografía de Eastwood, bien podría pasar desapercibida.
Pese a todo, existe cierto dejo autorreferencial en cuanto a la profundidad de la temática, la que tiene que ver con el paso del tiempo y cómo -al llegar a la vejez (Clint ya tiene 90 años)- emerge la irremediable autocrítica sobre la importancia -en tiempo- que le dimos a nuestras carreras por sobre nuestra familia. Con la cantidad de películas que Clint nos ha regalado, sin duda, tuvo que dejar de lado muchos compromisos personales y aquí se da la oportunidad de pedir perdón.
Su presencia en la pantalla es cautivadora siempre, pero no es una de sus mejores actuaciones, más que nada porque el papel no llega a lograr una transición en una estructura tan lineal que la vuelven fofa.
(Calificación: 6/10)