La Mula: Ya no es lo que era, ya no es lo que era…
El 38º film del señor Clint Eastwood se enfoca en un personaje de la vida real, sacado de un artículo de la revista New York Times de Sam Dolnick titulado “La mula de la droga de 90 años del Cartel de Sinaloa”.
Sin embargo está muy lejos de ser una biopic, solo es una adaptación de dicha historia que sirve para expresar ciertos temas populares como la pérdida y el paso del tiempo, arrepentimientos, entre otros asuntos que parecen catárticos para el director.
El hombre de casi 90 años Earl Stone, está en quiebra, enfrentándose a una ejecución hipotecaria de su negocio y solo debido a su mala relación familiar. Debido a su buena conocida forma de conducir, sin multas ni nada por el estilo, se le ofrece un trabajo que simplemente le exige conducir. ¿Fácil no? Pero él no sabía que acababa de ingresar a un servicio de mensajería de drogas para un cartel mexicano.
Toda esta primera mitad con un ritmo irregular, manteniendo la ignorancia del protagonista y el humor irónico en ciertos momentos, parece realizada para que disfrute Eastwood interpretando al anciano. Debido a que solo conduce escuchando música, siendo raro creer por momentos que no sabía lo que llevaba, o estando con mujeres con poca ropa festejando.
Sin embargo todo con un dejo de autocrítica ante como ve él, y la mayoría de los estadounidenses, a los mexicanos. Aun así lo muestran a Earl como un “amable” anciano con un racismo informal y sin filtro, que puede caer bien por momentos o entendible debido a su edad. Esa mirada social que revolotea en los Estados Unidos aquí no logra profundizarse. No existen muchos momentos arriesgados en la película vinculados con la identidad social.
Parece que el trayecto de la película se queda en el camino como un auto en mal funcionamiento queda varado en la ruta. No es ni un policial completo y atrapante, ni una historia profundamente dramática. Solamente aparecen escenas o secuencias interesantes en cada uno de los géneros mencionados que sirven como una grúa de dicho automóvil parado, para que siga su camino como puede. Está muy lejos de ser el Gran Torino (2008).
Aun teniendo al guionista Nick Schenk de la serie Narcos y la mencionada Gran Torino, por momentos falta dinámica en términos de diálogos. Hay divertidos encuentros entre los delincuentes mexicanos, nada fuera de lugar. Pero los actores secundarios parecen desperdiciados con Bradley Cooper y Michael Peña, como dos detectives lineales. Hasta parecen que no tienen idea de lo que hacen o quiénes son sus personajes, básicamente porque tienen menos dimensión que una línea recta. Hay muchas caras conocidas que no tienen ningún peso, pero aparece uno que sorprende. Hablamos de un casi irreconocible Andy Garcia como jefe de la banda criminal mexicana.
Las mujeres como Taissa Farmiga como la nieta de Earl, Ginny, y la gran actriz Diane Wiest son las que se destacan. Farmiga demuestra su carisma rebosante, mientras que Wiest haciendo de la ex esposa de Earl deja en claro por qué ganó dos premios Oscars. Todas las escenas entre ella y Eastwood son reflexivas y emocionales, con un final discretamente efectivo.
La primera hora sirve como preparación de la segunda mitad de la película dónde todo se orienta hacia un clima más tenso, serio, dejando salir los recónditos sentimientos tapados por la ironía y la delincuencia. Ese giro es de lo mejor del film, llegando un poco tarde. Las metáforas algo predecibles, por fin toman papel importante. Los mensajes de aprovechar el tiempo ya las hemos visto, pero de todas maneras está provechosamente representado en pantalla. Mayoritariamente en los últimos minutos.
La musicalización de Arturo Sandoval abraza el arrugado cuerpo del protagonista, acompañándolo hasta el final de manera brillante. Como también la fotografía del canadiense Yves Bélanger (Dallas Buyers Club, Brooklyn) de gran carrera, muestra paisajes precisos y acordes a la situación vivida.
Este film puede ser visto como entretenido, algo atrapante, con una pizca de autocrítica por parte de Eastwood. La película se siente mucho más personal que otros films. Eastwood hace que Earl se fusione con su persona. No habiendo tantos personajes para ancianos, este es uno muy rescatable. Seguramente La Mula sea una película que pase algo desapercibida en términos narrativos y temáticos, a pesar de ser de los mejores estrenos de Eastwood allá en su país del norte americano. Entretiene a su manera, pero decepciona también a la suya.
Como expresa el film: Hay que disfrutar la vida, no desperdiciar el tiempo. Así que quizá al terminar de ver este film saquen sus propias conclusiones con respecto a la hora y 56 minutos que dura la película.