Por lo general tener como director y protagonista a Clint Eastwood, con sus 88 años, es todo un disfrute. esta trama se encuentra inspirada en los hechos reales y su personaje es Leonard Sharp, pero acá su nombre es Earl Stone, comienza en 2005, este tiene sus bienes hipotecados, está viviendo una penosa situación económica a su avanzada edad, veterano de guerra, su vida da un vuelco cuando le ofrecen un trabajo, transportar unos paquetes, y día tras día se convierte, en un traficante de drogas para un cártel mexicano, conoce muy bien la ruta, por su avanzada edad no resulta sospechoso y nadie desconfía de este viejo indefenso.
Earl Stone es un ser complicado con su familia, a través del flashback se va conociendo su pasado (sus problemas con su ex esposa, su hija y nieta), sus errores y sus características, goza de cierto carisma con algunas personas y especialmente con las mujeres es un conquistador.
En esta road movie el protagonista se va cruzando con distintos personajes, entre el grupo de los traficantes comienza a ser respetado, hasta el jefe Laton (Andy García, un actor de carácter que sabe muy bien construir personajes) desea conocerlo, otros intérpretes están correctos: Ignacio Serricchio, Michael Peña, como agente de DEA Bradley Cooper, Alison Eastwood es su hija en la vida real y en esta ficción, entre otros.
Resulta ser una cinta interesante, está bien contada, muestra los problemas sociales, políticos, toca temas relacionados con la inmigración, racismo, vejez, culpa, dolor, soledad, familia y arrepentimiento. El espectador está pendiente de su desenlace, entretiene, emociona y tiene buenos toques de humor, sublime el momento entre Eastwood y Bradley Cooper, como así también Andy García, para reflexionar y se destaca el trabajo de fotografía de Yves Bélanger (Brooklyn).