Los 80 fueron nuestros
Nacida como La Negra en los albores de la democracia, cuando un grupo de estudiantes del Conservatorio Nacional de Arte Dramático (ENAD) son movilizados por una puesta del grupo catalán La Fura dels Baus, La Organización Negra se constituyó como un icono vanguardista de esos años en donde la experimentación estaba más que permitida. Predecesora de De la Guarda y Fuerza Bruta, La Organización Negra fue la marca registrada de toda una época.
El documental de Julieta Rocco se centra en la historia del grupo desde sus inicios en 1984 hasta que en 1993 deciden ponerle fin ante el desinterés tanto de organismos públicos como de empresarios privados en apoyar una manifestación cultural. Síntoma de una época en que la desculturización era política de estado. Pero, más allá de los casi 10 años de existencia que Rocco trata de abarcar, el recorte está en la puesta en escena de La Tirolesa, obra que se desarrolló en el Obelisco Porteño convocando en dos funciones a más de 30.000 espectadores.
Cómo su título lo indica La Organización Negra (ejercicio documental) (2016) es un ejercicio documental construido de manera bastante clásica a través de testimonios de sus protagonistas, quienes arman la historia cronológica que es ilustrada con filmaciones (recuperadas de viejos VHS) de las obras, ensayos, backstages y hasta algún que otro viaje. Tal vez le falta un poco de riesgo, al ser su objeto de estudio uno de los grupos más innovadores de los 80 se podría esperar algo más jugado en su estructura y no tan esquemático.
La gran virtud de La Organización Negra (ejercicio documental) es la de no solo enfocarse en el grupo homónimo sino que a partir de este poder contar la historia de una época. Así, la directora propone un recorrido por 10 años de historia argentina que abarcan desde el surgimiento democrático hasta la llegada del neoliberalismo, siempre poniendo el foco en La Organización Negra pero sin descuidar el contexto sociopolítico del por qué nació, por que creció y porque murió uno de los grupos que marcó un antes y un después en el teatro argentino.